LAS MUJERES DE CERVANTES. (IV)

Una de las mujeres más fascinantes y cautivantes del siglo XX fue sin duda la fotógrafa italiana Tina Modotti. Sobre la figura de esta emblemática mujer se han realizado películas, obras de teatro, su nombre ha sido motivos de controversias, disputas, pasiones, fue amada y deseada intensamente por grandes artistas como el fotógrafo Edward Weston, por el comunista Xavier Guerrero, modelo consentida de Diego Rivera, José Vasconcelos sentía deseos por ella, sin embargo, el amor eterno de Tina Modotti fue el revolucionario cubano Julio Antonio Mella, no obstante, la vida de Tina va más allá de sus amores, pasiones. Tina fue una mujer revolucionaria, moderna, comunista, solidaria, artista consagrada, entrar a conocer el mundo de Tina es ingresar a un enorme universo y esto lo hizo de manera magistral la escritora Elena Poniatowska con su novela titulada: “Tinísima” publicada por la Editorial Era en 1992.
Poniatowska escribe una crónica novelada, aclara que la obra es producto de un esfuerzo de diez años que incluyó entrevistas, lecturas, investigaciones, viajes por muchas ciudades europeas, e incluso señala que su infancia fue marcada por la constante presencia de Tina Modotti en su vida al ser muy cercana a su familia, además, si bien se puede decir que Tina es una ciudadana del mundo, no es exagerado afirmar que de todos los países en que Tina vivió, México es la nación que más amó, que más le dio y también la que muy mal la trató, pero, en los años en que Tina vivió ¿En qué país del mundo se podía vivir en paz?
La vida de Tina en muchos momentos es trágica, la novela inicia precisamente narrando el asesinato de Julio Antonio Mella en enero de 1929, Julio Antonio era un reconocido revolucionario cubano, vivía exiliado en México porque años atrás había realizado huelgas y manifestaciones contra la dictadura en Cuba ejercida por Gerardo Machado, al momento que Julio Antonio fue asesinado iba acompañado por Tina Modotti:
“–Ves, Tinísima, ese asno con garras que gobierna Cuba me considera más peligroso aquí que en la Habana –intenta bromear, pero se le cae la voz. Por cada dos pasos suyos Tina da cuatro. Al doblar a la izquierda en Abraham González, un estampido, una raya de fuego la inmoviliza. Otra detonación casi simultánea. Es contra él, piensa Tina. Se da cuenta de que ya no sujeta el brazo de Julio. Julio, Julio, ¿Grita, nombra, calla? Una sombra se aleja a sus espaldas. – Pepe Magraña tiene que ver con esto. Julio desangrándose, y en un supremo esfuerzo: muero por la revolución. No, Julio, vas a estar bien, Julio, ahorita –lo besa en la frente. Las rodillas de Tina se empapan en sangre, Julio no pesa. Se le va, ya casi no es él. Ha muerto.”

Con el dolor a pecho Tina tuvo que sepultar a Julio Antonio y ser parte del juicio, llegó un momento que la acusaban de ser cómplice de la muerte del revolucionario cubano, los periódicos oficialistas desprestigiaban a Tina, le publicaban sus fotos posando desnuda, sus cartas intimas, una lista de sus relaciones con sus amantes, unos reales, otros inventados, era vigilada en su propio departamento hasta el momento en que iba al baño, algunos amigos que siempre estuvieron junto a Tina la abandonaron, otros como Diego Rivera la defendieron públicamente, al final Tina fue declarada inocente, pero después de la muerte de Julio nunca vivió en paz.
Una vez concluido el juicio y declarada Tina inocente, Elena Poniatowska nos llevará a conocer la vida de Tina desde su nacimiento en Udine, Italia, hasta que llegó a vivir a Estados Unidos en 1913. En esta obra nos acercaremos a una gran gama de artistas que convivieron con Tina, uno de los que más influyó en Tina fue su amante y posteriormente amigo Edward Weston, considerado de los fotógrafos más importantes e influyentes del siglo XX, Weston vivió con Tina en México, la fotografío desnuda en la azotea, convivió con Diego Rivera y aun terminada su relación íntima mantuvieron una constante comunicación hasta la etapa final de la vida de Tina.
Tina arribó a nuestro país en 1922, desde su llegada hasta el año 1929, (año en que asesinan a Julio Antonio), tendrá una importante actividad artística, después del 29 todo fue tragedias, llevó una vida que sólo una guerrera como ella puede soportar y salir siempre adelante, cuando Pascual Ortiz Rubio fraudulentamente ganó la Presidencia de la República al filósofo José Vasconcelos, antes de tomar protesta sufrió un atentado, Tina fue acusada injustamente como una de las autoras intelectuales, la encarcelaron y después de un juicio amañado le aplicaron el artículo 33 constitucional, con enorme dolor Tina tuvo que abandonar México, decidió partir para Berlín, Alemania, porque sabía que si la repatriaban en Italia, allí la estaría esperando Benito Mussolini para asesinarla, viviendo unos meses en Alemania Tina nos cuenta como increíblemente el nacionalsocialismo va aumentando su supremacía, al extremo que Adolfo Hitler llega en 1933 democráticamente al poder.
El siguiente destino de Tina es Rusia, siendo una ferviente comunista encajó de maravilla en esa sociedad, inmediatamente la comisionaron a diversas tareas en París, Londres, Alemania, Ucrania, Georgia, Praga, y cuando la guerra civil española estalló, Tina luchó fuertemente en favor de los republicanos, en esta sangrienta guerra nos narra el asesinato de Federico García Lorca, la muerte de Unamuno, y Poniatowska aprovecha este contexto para compartirnos la presencia de Heminway en la guerra y como una joven real llamada Mura, será el modelo de María el personaje creado por Heminway en su clásica novela: “Por quién doblan las campanas.”
Tinísima es una obra monumental porque nos narra la vida de Tina Modotti, una mujer atrapante, apasionante, singular, especial, un icono de la igualdad, la libertad, la femineidad, como diría Eneas Sormentí: “Hay mujeres que a uno se le olvidan, pero Tina es de las que siempre permanecen.” Tinísima, siempre serás amadísima.
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