EL CICLO NARRATIVO DE CHIAPAS. (II)

 

Es importante puntualizar que de las ocho obras seleccionadas por Joseph Sommers que integran: “El Ciclo Narrativo de Chiapas”, la escritora Rosario Castellanos ocupa la supremacía con tres obras, y es que el nombre de Rosario Castellanos está íntimamente ligado a Comitán, Chiapas, la escritora vivió su infancia y parte de la adolescencia en Comitán, y éste hecho se encuentra narrado en varias de sus obras, el ejemplo más conocido se puede percatar al leer su primera novela titulada: “Balún-Canán”, publicada en 1957.

Rosario Castellanos en abril de 1969, en una entrevista realizada por Luis Adolfo Domínguez y publicada en la Revista de Bellas Artes, declaró: “Yo he hecho hasta ahora un tipo de literatura que se llama indigenista. Éste es un título que no me gusta, pero que tengo que aceptar, porque es el que le corresponde. Si yo pensara que mis libros van a ser leídos por los indios, estaría completamente fuera de onda: los indios no están ni castellanizados ni alfabetizados.”

Rosario Castellanos desde muy joven comprendió que, los primeros que teníamos que conocer y hacer consciencia que el mundo indígena debía y debe ser reconocido, respetado, revalorizado, y fuertemente apoyado, éramos nosotros los supuestos civilizados y letrados, su literatura es un llamado a la consciencia autocritica, una fuerte reprobación a la sociedad burguesa y elitista que en toda la historia ha visto a los indígenas como personas indignas, desiguales, incapaces, etc. Por ello declaraba que no esperaba que su obra fuera leída por los indígenas tan maltratados y olvidados, al contrario, Rosario se dirigía a esas sociedades que crecieron defendiendo las ideas ilustradas de igualdad, fraternidad, libertad, dignidad, pero pareciera que el mundo indígena no tiene derecho a esos ideales.

En la novela Balún-Canán nos encontramos con una problemática central basada en la Reforma Constitucional promulgada por el Presidente Lázaro Cárdenas, consistente en que todo patrón que tuviera en su finca trabajando indígenas, estaba obligado a proporcionarles un Maestro rural para que los indígenas aprendieran a leer y escribir, éste hecho les molestó a los patrones, afirmaban que los indios eran unos “burros” y sólo servían para trabajar, además, ¡quienes se creían ellos para hablar el español!, no tenían ese derecho ni mucho menos la capacidad para aprenderlo.

Éste y otros derechos otorgados al mundo indígena provocarán un largo conflicto en la novela, en la obra aparecen dos voces narrativas, por una parte, una niña de siete años nos cuenta la historia de su infancia, su relación con su familia, costumbres, lugares, tradiciones, misterios, etc. de la niña nunca aparece el nombre, porque Rosario Castellanos nos enseña que si se es mujer se nace con desventajas, y más en esas sociedades groseramente machistas.

La otra voz narrativa la tenemos en tercera persona, aquí la autora nos cuenta la historia del conflicto entre los adultos, es decir, el conflicto político-social entre trabajadores vs patrones, centrado en las Reformas constitucionales que les otorgaban derechos a los pueblos indígenas. La familia central de la historia está integrada por César Argüello, su esposa Zoraida, el niño Mario y la niña quien narra en primera persona, existen muchos personajes más que en algún momento adquieren relevancia, “la nana” de los niños y Felipe es un ejemplo de ellos, sin embargo, la niña junto a su familia son los principales protagonistas.

César Argüello es un rico terrateniente perteneciente a una familia que por años han sido dueños de grandes extensiones territoriales. César de joven se fue a estudiar a París, Francia, después de viajar por Europa y llevar una vida de privilegios por el sólo hecho de su cómodo nacimiento, regresó a administrar las propiedades que había heredado. César desde niño “en su mundo civilizado” aprendió que hay dos clases de personas, los que merecen todo por ser dueños de la tierra, los patrones de color blanco, y los indios que deben trabajar y obedecer a sus amos, inclusive, César va más allá, le dice a su sobrino Ernesto que las indias también sirven para desahogar los placeres carnales:

Ahí están las indias a tu disposición, Ernesto. A ver cuando una de estas criaturitas resulta de tú color. A Ernesto le molestó la broma porque se consideraba rebajado al nivel de los inferiores. Respondió secamente: -Tengo malos ratos, pero no malos gustos, Tío. –Eso dices ahora. Espera que pasen unos meses para cambiar de opinión. La necesidad no te deja escoger. Te lo digo por experiencia. –¿Usted? –¿Qué te extraña? Yo. Todos. Tengo hijos regados entre ellas.

Les había hecho un favor. Las indias eran más codiciadas después. Podían casarse a gusto. El indio siempre veía en la mujer la virtud que les había gustado al patrón. – ¿Doña Zoraida lo sabe? –Por supuesto. Habría necesitado ser estúpida para ignorar un hecho tan evidente. Además toda mujer de ranchero se atiene a que su marido es el semental mayor de la finca. ¿Qué santo tenia cargado Zoraida para ser la única excepción? Por lo demás no había motivo de enojo. Hijos como ésos, mujeres como ésas no significan nada.”

Felipe un indio trabajador de César se reveló contra su patrón y exigió se cumplieran los nuevos derechos otorgado por la Constitución, continuamente se reunía con sus compañeros de trabajo y les enseñaba que todos eran iguales ante la ley. Felipe solicitó a César formalizara la obligación de otorgarles un Maestro rural, César al inicio intentó negárselos, pero terminó llevando a su sobrino Ernesto como profesor, éste será un pésimo Maestro quien llegaba alcoholizado a dar clases, golpeaba a los niños, a partir de aquí se desarrollarán una serie de conflictos que incluirá el asesinato de Ernesto, no obstante, lo hasta aquí narrado apenas si es una breve introducción, porque en Balún-Canán, hoy Comitán, Chiapas, falta mucho por suceder, habrá más violencia, muertes, intrigas, empero, la historia enseña que los indios ya no se doblegaran más ante los abusos y arbitrariedades de los patrones.

Novela plasmada de experiencias personales, con tintes autobiográficos, es indudable que Rosario Castellanos desnudó los abusos y el olvido en que se encuentran los pueblos indígenas, y si bien toda esta crítica no ha sido suficiente para transformar y mejorar la vida de los chiapanecos, si ha servido para ir exigiendo y reivindicando derechos y garantías de los nativos, si así no fuera, mínimo Rosario Castellanos cumplió con el deber moral e intelectual de denunciar la barbarie de los civilizados.

 

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