Lugar:
Fuente:
Efe

Un “relato íntimo” sobre el amor y la pasión que vivieron el ex Presidente argentino Juan Domingo Perón y Eva Duarte, y las circunstancias familiares que forjaron su forma de ser, recorren la novela Eva y Juan, con la que la psicoanalista Cynthia Wila busca desgranar el “inconsciente” de la icónica pareja.

“El libro es una novela histórica basada en hechos reales pero entrelazada con un tejido entre lo real y lo no real”, cuenta a Efe la también abogada, nacida en Brasil en 1971 pero de padres argentinos y afincada actualmente en Buenos Aires.

El martes 7 de mayo, Evita, como se conoce popularmente la ex Primera Dama, hubiera cumplido 100 años. Pero su vida fue corta. El 26 de julio de 1952, en el momento más álgido de su popularidad como “abanderada de los humildes”, un cáncer de útero le ganó la batalla y pasó a la historia para siempre.

Para analizar el amor que nació entre una actriz de 24 años, nacida en una pequeña ciudad rural y nunca reconocida por su padre, y un coronel viudo de 48 que comenzaba a despuntar en el panorama político argentino, Wila indagó en la genealogía e infancia de ambos y encontró “hallazgos” hasta ahora poco explorados.

“Traté de imaginarme cómo era el inconsciente de cada una de estas dos personas. Qué marcas de amor y dolor quedaron impresas en sus mentes”, señala la escritora, que compagina la autoría de sus libros con la práctica de la psicología clínica y la disertación en seminarios sola y junto a su esposo, el reconocido psicólogo argentino Gabriel Rolón.

El libro está dividido en dos capítulos -el antes de conocerse y el después- y construye desde la ficción situaciones, diálogos y pensamientos de los protagonistas, todo sustentado en una profunda investigación de las biografías y de los sucesos históricos.

De la ex Primera Dama destaca el “profundo dolor” que sufrió a lo largo de los años por no haber sido reconocida por su padre, Juan Duarte, un terrateniente que tenía una familia “formal” y nunca reconoció a los cinco hijos que de forma paralela tuvo con Juana Ibarguren, madre de Evita.

“Eva crece con el dolor más fuerte, que es la falta de reconocimiento, que es lo mismo que decir la falta de amor. Su gran deseo de actriz tiene lugar con el deseo de ser reconocida, que la escucharan y la nombraran”, remarca la autora de Eva y Juan, presentada como La historia de una pasión jamás contada.

Es así que cuando conoce a Perón, en un acto solidario en Buenos Aires en enero de 1944, cuando él todavía era secretario de Trabajo y Previsión, la joven Evita no solo cumple su deseo de ser reconocida y amada, sino que al casarse en octubre de 1945 -poco antes de ganar las elecciones presidenciales- él le da lo que le faltaba: un nombre y un apellido.

“No solo conforme con eso, le entrega un pueblo que luego la ama”, añade la psicoanalista.

A Perón se le muestra como “un chico que se crió con un padre muy sensible”, el juez de paz Mario Tomás Perón y su madre, Juana Salvadora Sosa, descendiente de tehuelches, quienes de niño le transmitieron una gran sensibilidad hacia los pobres y de adolescente le enviaron a un colegio militar.

“Eva le devuelve a él la sensibilidad que había perdido en el colegio militar y la pasión”, argumenta la escritora de un “relato intimo” en el que se mezclan el sexo y el poder.

Por ejemplo, en la introducción del libro se representa una supuesta conversación entre el matrimonio en la mismísima habitación presidencial.

“Me calienta saber que un pueblo entero te ama, y que vos no veas la hora de venir a acostarte conmigo”, recrea la autora en la primera página, una acción que remata con un Perón pasando las manos por los hombros de su mujer y arrastrando su “blusa de seda”, quedando Evita “desnuda para él”.

La escritora enfatiza que la novela no es erótica pero tiene erotismo, como en cualquier historia de amor, algo que busca llenar el libro de “toda la cuestión amorosa, pasional y humana” de esta pareja universal.

Además de leer a historiadores, ver documentales y películas y empaparse de sus discursos a las masas, la autora tuvo charlas con gente que cercana al matrimonio, que no tuvo hijos.

Por ejemplo, el sindicalista y político Lorenzo Pepe, actual secretario general del Instituto Nacional Juan Domingo Perón, que integró el entorno del viejo líder, y Cristina Álvarez Rodríguez, sobrina nieta de la carismática ex Primera Dama.

Además de por su carisma y su elegancia, que le hicieron ser conocida en todo el mundo, Evita marcó una época por su trabajo en favor de los más pobres y las mujeres, que llevó adelante mientras criticaba ferozmente a las “oligarquías”.

“Cuando termina siendo la mujer que fue, en lugar de ir a vengarse de los ricos, a incendiar sus casas, lo que hace es tomar este tiempo como un tiempo de revancha para construir casas, hogares y una fundación para los pobres, una nueva oportunidad para darle a los humildes lo que ella no había tenido”, remarca la novelista.

Wila está convencida de que, a pesar de quienes consideraron que Evita buscaba en Perón trepar a una determinada posición social, lo que les unió de principio a fin fue, simple y llanamente, “una historia de amor”.