SIGNOS VITALES
Alberto Aguirre
Luego de la renuncia de Germán Martínez al IMSS, Andrés Manuel López Obrador retó a los asistentes a la mañanera del miércoles 22 para que especularan sobre el sustituto. “Ya está el sustituto”, proyectó el Ejecutivo cuando buscaron un comentario sobre la primera baja sensible en su equipo. Unos apostaron por el exsenador Fernando Mayans, otros por los subsecretarios Assa Cristina Laurell y Hugo López, ambos de Salud; pocos atendieron el rumor que circuló en la víspera, sobre el regreso de Juan Ramón de la Fuente, actual representante de México en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
“Va a ser Zoé Robledo”, sentenció. Sorpresiva esa designación, pues además forzaba un ajuste en el equipo de Olga Sánchez Cordero. Para la subsecretaría que dejó vacante el exsenador chiapaneco —anticipó un asesor de la ministra en retiro— habrá otra sorpresa. A la mañana siguiente, AMLO mantuvo el suspenso y dejó que el anuncio del ascenso de Ricardo Peralta ocurriera, conforme lo planeado en el Palacio de Cobián.
Las formas no son necesariamente el fondo en la Cuarta Transformación. Mientras la atención mediática se trasladaba a la sede de la Secretaría de Gobernación, en el despacho presidencial hacía antesala el senador veracruzano Ricardo Ahued, quien había sido citado en la víspera.
A diferencia de lo que supuso el convocado, la plática no versó sobre el gobierno de Cuitláhuac García. Sin mayores preámbulos, AMLO lo invitó a tomar las riendas de la Administración General de Aduanas. Se ha valorado su trayectoria, pero sobre todo su honorabilidad, le explicó. Ahued Bardahuil evidenció con su respuesta un detalle que sus paisanos le reconocen: “Deme oportunidad de echarle una pensada”, atajó con humildad, “o por lo menos, de empaparme más de la situación”.
El Ejecutivo le concedió unas horas, mientras se concretaba la reunión definitiva con quien será su jefa, Margarita Ríos-Farjat. “¿De veras no hay nadie de su confianza que le sepa a estos temas?”, le dijo en Monterrey, donde desayunaron, el pasado viernes 24. Ahued Bardahuil ya no regresó a la CDMX; se trasladó directamente a Veracruz. Antes, notificó al presidente de la Mesa Directiva de la Cámara Alta, Martí Batres Guadarrama, que dejará su escaño.
La vacante en aduanas —se especuló en la prensa— podría ser solventada con expertos como Rodolfo Torres o Álvaro Suárez Garza. Hasta que una filtración xalapeña, al finalizar la semana pasada, provocó que se supiera del ofrecimiento formulado al legislador Ahued Bardahuil.
A la izquierda social le tomó tres lustros conquistar electoralmente a Veracruz. En ese emprendimiento, el empresario Ricardo Ahued —exalcalde priista de Xalapa— fue un aliado importantísimo, con su ánimo para enlazar al lopezobradorismo con los sectores más conservadores de la capital.
Ahued también ha construido un sólido vínculo con Beatriz Gutiérrez Müller, quien desde mediados del año pasado ha visitado frecuentemente tierras jarochas para coordinar la agenda de los eventos conmemorativos de los 500 años de la llegada de los españoles a México.
Mientras, reavivaba la pugna por las aduanas. Y desde la Secretaría de Hacienda filtraban sobre la debilidad de la jefa del SAT, quien supuestamente se habría confrontado con Ricardo Peralta Saucedo, director saliente del AGA y también con Rosalinda López Hernández, esposa del gobernador chiapaneco, Rutilio Escandón, y titular de la Administración General de Auditoría Fiscal Federal.
Con López Hernández, Antonio Martínez Dagnino, recientemente designado administrador general de Grandes Contribuyentes, y el senador Ahued Bardahuil, quedaría confirmado que las primeras posiciones del SAT fueron decididas en la Oficina de la Presidencia.
Ni Urzúa ni Romo pudieron quedarse con Aduanas, AMLO optó por una tercera vía para dirigir esa instancia. Ahora deberá resolver si atiende las denuncias sobre la corrupción imperante o toma las recomendaciones de los expertos, para aumentar la recaudación de impuestos a través de una mejora sensible en los sistemas de inspección.
Distinguir entre lo urgente y lo importante siempre ha sido engorroso. Para resolver este dilema, allí está la propuesta para desplegar personal militar (jefes y oficiales) en situación de retiro al frente de 22 instalaciones aduaneras; entre ellas la totalidad de las ubicadas en la frontera con Estados Unidos, además de Lázaro Cárdenas y Manzanillo. O el plan de Peralta Saucedo de otorgar plena autonomía a las aduanas y desvincularlas del SAT.
Ríos-Farjat compartió esa información con el senador Ahued, quien deberá presentar su programa de trabajo en breve, en cumplimiento con las instrucciones presidenciales. O quizá podría ceñirse a la recomendación formulada, por la probable integración de los oficiales del Ejército a las Aduanas: recibir una capacitación en el SAT, para conocer las funciones, características y peculiaridades de su nuevo encargo.
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Tomado de El Economista