La persona que no está en paz consigo misma, será una persona en guerra con el mundo entero

Gandhi

Para los estudiosos de las ciencias sociales, lo que sucede a nivel mundial y nacional nos resulta un banquete para emitir opiniones y darle lectura al arquetipo.

Bien podría estar escribiendo sobre la dictaminación de un Juez donde solicitar parar los trabajos del aeropuerto de Santa Lucia, el 5% de arancel a los bienes y servicios de origen mexicano a Estados Unidos o de como Fitch recorta la calificación de México, y queda a dos niveles del grado especulativo al mencionar como la agencia calificadora bajó a ‘BBB’ la nota del país citando riesgos en las finanzas de Pemex y por tensiones comerciales.

Pero mejor me quedo con la percepción de que convenientemente están informados. Siguiendo el hilo conductor de mi anterior contribución, mencionaba al respecto que no cabe duda, que el gran tema es cómo sanar el contexto tóxico y ser libres para tener paz interior, y así ser más plenos y productivos. Al respecto tengo la esperanza que poco a poco se vaya cambiando el lenguaje y dejemos la toxicidad por solidaridad.

Pero para que eso sucede debemos entrenarnos, unirnos los que piensan en la colaboración un dique con el cual edificar ese nuevo establecimiento de condicionantes. Nada surge de la nada, es precisa una renovación, ¿Qué significa renovarse?, de acuerdo con Enrique Chaig, “es superar las actitudes mezquinas del alma, actualizar las viejas ideas y vencer los antiguos rencores. Es mirar hacia adelante, sin detenerse en las nostalgias del pasado”.

Pero para ello se requiere valor, pensar correctamente requiere disciplina y constancia. Nuestros pensamientos son como los arroyos que, a fuerza de tanto correr van profundizando el cauce y así preparan el camino para el agua que seguirá corriendo.

Un llamado de conciencia general es el que nos hace Elena G. de White cuando escribe “si los pensamientos son puros y correctos, el hombre mejora por haberlos acariciado. Aumenta el poder para hacer el bien. Y así como una gota de lluvia prepara el camino para en el humedecimiento de la tierra, así un pensamiento prepara para el camino para otro”.

Dichos planteamientos incitan a que el individuo tome las riendas de su propio destino, que busque los mecanismos factibles que le permitan hallar paz para ser más propositivo y pleno. En el entendido que el trabajo sin valor percibido desmoraliza y desmotiva a la gente.

Como cargarse del combustible del espíritu donde las malas noticas, la intriga o el conflicto por cualquier cosa irrelevante es la constante de la vida materia de nuestra época.

Cómo genera un entendimiento, como el que menciona Maxwell, al mencinar que el verdadero éxito consiste en conocer nuestro propósito, crecer es alcanzar tu máximo desarrollo y sembrar semillas para beneficiar a otros. La gente común no lo sabe. Se lo pasa bregando por llegar a un destino o adquirir más posesiones que sus vecinos.

Con base en ese vaso comunicante, me interesa resaltar que, para talar estos álgidos tiempos, es prudente precisar que la verdadera medida de tu valor incluye todos los beneficios que tu actuar aportó a los demás.

Ahora bien, siempre habrá los que te critiquen, los que alaben y los que no te entiendan. No te tomes nada personal y verás como la toxicidad merma. La presión- dice Ferran Adria- como todo en la vida es algo relativo. Todo en la vida es una cuestión de equilibrio. Lo importante es mirarte en el espejo y saber quién eres.

Generemos una nueva conversación tolerante y plural, de lo contrario resistan los embates de la contaminación relacional.