Lugar:
Fuente:
Afp

El baño de masas que cada año se da el presidente Vladimir Putin al responder por televisión preguntas de la población –por décimo séptima ocasión desde que está al frente de Rusia, sea como mandatario o como primer ministro el periodo intermedio que hizo un enroque con su más fiel subordinado para no violar la Constitución, que para todo efecto práctico de quién concentra el poder es lo mismo– puso de relieve este jueves que el programa llamado “línea directa”, transmitido en cadena nacional por la televisión pública, hace tiempo que no es más que un simple show para justificar la pretendida popularidad del jefe de Estado.

Este año, decían con orgullo los locutores de uno de esos canales, se recibieron un millón 500 mil preguntas, de las cuales el presidente respondió unas cuantas decenas, pero se les olvidó comentar que hace un año ellos mismos dijeron que llegaron más de 2 millones de preguntas, es decir, al menos 500 mil rusos consideraron doce meses después que no tenía sentido intentar formular una pregunta a Putin.