Un hombre malvado puede ser un buen ciudadano en el seno de un buen Estado.
Immanuel Kant

En busca de la política, es una senda obra de Zygmunt Bauman, quien fue un sociólogo, filósofo y ensayista polaco-británico de origen judío, que nos lleva a la reflexión. Hoy que la diatriba, la ignominia y la calumnia permea con mayor intensidad, es preciso hacer un alto a esa mecánica diaria, y sublevarnos al entendimiento y la reflexión respecto al cauce que estamos llevando como sociedad.
Ahora bien, Bauman después de su concepto de sociedad liquida, expresa dentro de esta obra una argumentación que se encuadra en la idea de que la libertad individual sólo puede ser producto de lo colectivo. A saber, de ese planteamiento viene a mí, el sustrato de cómo lograrlo en tiempos de tormentas mediáticas que en lugar de edificar, erosionan las fuerzas centrifugas de nuestro incipiente avance.
La voracidad en la terapia de los males sociales actuales, dice el autor, que parece que está condenada a producir enfermedades “iatrogénicas” más siniestras y atroces que el pasado, como son la pobreza masiva, redundancia de lo social y el miedo generalizado.
La argumentación de la obra, es una lucha (por cierto, inconclusa y hasta cierto punto necesaria), por lograr que lo privado se vuelva público, es decir, que los intereses sobre el criterio y el juicio particular tenga valor, como expresión reflexiva en el todo social, toda vez que de lo contrario, acudiríamos con los brazos abiertos a una tiranía de lo correctamente establecido por las masas.
Advierte que es complicado, sin embargo, lo pone de nuevo en el ágora de la discusión, para que sea debatido, y así, en ese momento argumentativo y dialéctico, se pueda recobrar la política como ejercicio transformador de los pueblos.
Bauman, afirma categóricamente, que las creencias no necesitan ser coherentes para ser creíbles, de igual forma nos hacer ver, que, si como sociedad tenemos una verdad absoluta, emanada desde el púlpito litúrgico de lo momentáneamente correcto, perderemos fuerza y criterio.
En cualquier caso, si se cumple lo anterior, disiparemos la necesidad (una vez más, salvo algunas irritaciones ocasionales) de lanzarnos a la calle para reclamar y exigir mas libertad o una libertad mejor que la que ya tenemos.
Merced a los cuales, al carecer de vías de canalización estables, nuestros deseos colectivos, de asociación, tienden a liberarse solamente en explosiones aisladas y de corta vida, que poco le aportan al mejoramiento de las condiciones estructurales de los pueblos.
El problema, dice Bauman, de todas estas ocasiones es que se agotan rápidamente: una vez que retornamos a nuestras ocasiones cotidianas, las cosas vuelven, inalteradas, al mismo sitio donde estaban, esto tendrá verificativo, cuando los pueblos en la vorágine quieren un cambio total, basado en el fantasmagórico pensamiento, más que en la reflexión, generando al final que como producto, la sociedad se quede en el mismo lugar o en condiciones de gestión arcaicas.
En esta magna obra el autor, sigue bajo ese hilo conductor, y nos dice que el problema es que los únicos que pueden generar comunidad son los solitarios, y que los administradores del espacio público pueden ofrecer mejores condiciones, sin son serios y responsables.
Ya que lo que en algún momento se avanzaba a través de la amistad y la solidaridad, que eran los principales materiales de la construcción de la vida comunitaria, se volvieron frágiles, muy ruinosos o débiles.
Para finalizar nos reflexiona que la TV está regida por el rating [(las redes por los “like´s”) y la velocidad, pero el público masivo y la velocidad son enemigos del pensamiento. La “comunicación” con el público intensivo por TV, es instantánea, y retoma a Bourdieu, “es instantánea porque no existe. No es más que una aparición. El intercambio de lugares comunes no es un tipo de comunicación que no tiene más contenido que el propio acto de comunicarse”.
Para lo que cierra, argumentando que esa pseudocomunicación produce “pesadores rápidos”, abastecedores de “comida rápida” “argumentos simples” “intelectualidad ligera” y una visión difusa de lo que realmente quieren.
En definitiva, es preciso sumarnos a la búsqueda de Bauman, los invito a que paremos a reflexionar y no dejemos que la captura del dogma, nos aleje de la senda de la claridad y la edificación de mejores espacios de vida en comunidad.

*Profesor Investigador de Tiempo Completo en El Colegio de Veracruz. Integrante de la Comisión de Selección del Sistema Estatal Anticorrupción de Veracruz. Catedrático de la Facultad de Economía de la Universidad Veracruzana.