«Era tal su obsesión por la honradez y la austeridad que, como Presidente de la República, don Adolfo Ruiz Cortines y su esposa tardaron un año en cambiarse a Los Pinos, porque la residencia le parecía «ostentosa y escandalosamente grande». Don Adolfo, aparte de darle el voto a su mujer, antepuso a los intereses personales y los de su gabinete, los altos intereses de la nación. Por su parte, doña María Izaguirre, menos discreta que su marido y mayor que él: «una vez al año le regalaba un auto de lujo a los obispos para que sus trabajos de evangelización resultaran más fecundos y menos mortificantes que los de Jesús». Don Adolfo dejó la Presidencia el 1 de diciembre de 1958. Para recibir a sus amigos, poder platicar y jugar dominó con tranquilidad, se instaló en una oficina «tan desolada y tan sencilla», en la Av. Revolución, por el rumbo de Tacubaya. Cuando no tenía visitas, escribía sus memorias. El 3 de diciembre de 1973, murió a los 83 años, pobre pero con la conciencia tranquila». El libro «Primero las bases: Biografía de Adolfo Ruiz Cortines» es de Editorial Las Animas, y fue presentado hace cinco años en la FIL.