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La Jornada / Israel Rodríguez

Integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México reconocieron que la economía mexicana ha mostrado una desaceleración superior a la prevista durante el primer y segundo trimestre, ante la desaceleración del consumo y la atonía de la inversión atribuida en gran parte a la incertidumbre tanto de factores internos como externos.

Como resultado, la mayoría de los miembros agregó que la evolución reciente de la economía han provocado un deterioro de las perspectivas de crecimiento, además, señalaron que el crecimiento económico para este año podría ser inferior a lo esperado.

Como principales riesgos que han ampliado el sesgo bajista para el crecimiento, la mayoría mencionó las posibles dificultades en la ratificación del T-MEC en Estados Unidos y Canadá, nuevas amenazas de imposición de aranceles por parte de Estados Unidos hacia México, la posibilidad de reducciones adicionales en la calificación crediticia soberana y de Pemex, así como en la de CFE o una disminución en los ingresos públicos.

De acuerdo con la inflación, todos los miembros mencionaron que ha disminuido por una importante reducción del componente no subyacente (obedeciendo a menores incrementos en los precios de los energéticos), en tanto que la mayoría notó que la inflación subyacente continúa siendo elevada (resultado de un incremento en los precios de los servicios, alimentos y de los ajustes salariales).

Asimismo, señalaron que las expectativas de inflación se han mantenido por arriba del 3 por ciento , aunque se espera que muestren una tendencia a la baja en los próximos meses.

Como riesgos para la inflación hacia la alza, la mayoría consideró la posibilidad de que la cotización de la moneda nacional se vea presionado por factores internos y externos, la amenaza de nuevos aranceles de Estados Unidos hacia México, la dudas sobre la ratificación del T- MEC, un posible escalamiento de medidas proteccionistas a nivel global, un deterioro de las finanzas públicas así como las revisiones salariales que podrían presionar al precio de los servicios.
Algunos agregaron los efectos de los precios de los energéticos y mercancías agropecuarias.

En contraste como riesgos a la baja, la mayoría mencionó a la apreciación de la cotización de la moneda nacional, un incremento superior al previsto en la holgura económica, menores variaciones en los precios de los energéticos. Como resultado, la mayoría destacó que el balance de los riesgos para la inflación es incierto.

Gerardo Esquivel votó a favor de disminuir el objetivo de la tasa de referencia en 25 puntos base a 8.00 por ciento al argumentar que la inflación ha tenido un comportamiento mejor a lo anticipado en los Informes Trimestrales anteriores, por lo que se encuentra en una trayectoria de convergencia hacia la meta de Banco de México.

Uno de los miembros detalló que factores de riesgo idiosincráticos han aumentado la incertidumbre sobre las perspectivas de crecimiento de estas economías y que en algunas de ellas, como la mexicana, han obstaculizado la inversión.

En la Minuta número 68 de la Reunion de la Junta de gobierno del Banco de México , con motivo de la decisión de política monetaria anunciada el 27 de junio de 2019, otro integrante agregó que las expectativas de crecimiento de los analistas encuestados por Banco de México han disminuido hasta ubicarse en 1.35 por ciento en mayo, y señaló que estas últimas aún no incluían el dato más reciente del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), por lo que puede anticiparse se seguirán ajustándose a la baja.

Mencionó también, que algunos analistas privados ya están pronosticando un crecimiento tan bajo como de 0.5 por ciento . En este contexto, la mayoría señaló que durante 2019 el crecimiento podría ser inferior a lo esperado.
Todos los miembros señalaron que la información disponible sugiere que en el segundo trimestre del año la economía mundial se desaceleró como reflejo de una moderación del crecimiento de algunas de las principales economías avanzadas y emergentes.

La mayoría mencionó que este comportamiento fue consecuencia de un entorno más adverso para el comercio mundial, con periodos de marcada tensión y amenazas arancelarias, destacando algunos que los indicadores relacionados con el comercio internacional y el sector manufacturero denotan dicha debilidad.

Algunos notaron que la confianza de los negocios y la inversión han resentido en mayor medida este entorno.
En cuanto a las perspectivas de crecimiento, la mayoría apuntó que estas presentan nuevamente disminuciones para 2019 y 2020. Uno agregó que las proyecciones correspondientes al comercio internacional apuntan al menor dinamismo de flujos transfronterizos de bienes y servicios desde la crisis financiera global.

La mayoría indicó que el balance de riesgos para el crecimiento global se mantiene sesgado a la baja.
Señaló que entre los principales riesgos destacan: un escalamiento adicional de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y sus principales socios comerciales; que la debilidad de algunas de las principales economías se prolongue más de lo anticipado.

Adicionalmente , también advirtieron sobre nuevos episodios de volatilidad financiera internacional; y, que se intensifiquen algunos riesgos políticos y geopolíticos. Sobre esto último, un miembro señaló que dichos riesgos podrían afectar al mercado de los energéticos y a la estabilidad financiera global.

Expresó que un factor de riesgo adicional es el apalancamiento corporativo y del sector público, históricamente elevado en muchos países, lo que consideró que hace que la política fiscal cuente con poco margen de maniobra para amortiguar una mayor desaceleración o recesión. Finalmente, resaltó que todo ello podría traer consigo vulnerabilidades financieras sistémicas.