La insensibilidad, es la incapacidad perceptiva y emocional de no saber identificar y evaluar los sentimientos que el infortunio o la adversidad producen en nuestros semejantes. O dicho de otra manera, es la capacidad para no sentir nada ante el dolor y sufrimiento de los demás.
El continuo que existe entre la sensibilidad –vs–la insensibilidad, está dependiendo de factores que se adquieren a través de la historia de vida de cada persona. Los aprendizajes sociales o las circunstancias de la naturaleza –o del propio medio– que enfrentan las personas en el tiempo, condicionan las respuestas emocionales, haciendo que cada quien tenga una forma distinta de reaccionar frente al dolor y el sufrimiento, propio o ajeno.
Las personas insensibles pueden serlo en su trato con los de su misma especie y ser sensibles con otras. Pueden serlo también para los casos del dolor ajeno, pero no así cuando se trate de circunstancias que acontecen en su propia vida. Pero sea en uno u otro caso, dichos individuos han desarrollado a través del tiempo, la capacidad de presenciar las desgracias de los demás, bloqueando sus emociones –derivado de diferentes factores—y adoptando en muchos casos conductas en donde predomina el desinterés, la frialdad, el morbo, el sarcasmo o en caso de patología severa, manifestar placer al disfrutar de las situaciones lastimosas que las personas o animales padecen.
Y podemos dar diversos ejemplos. En Florida un 21 de julio de 2017 un grupo de adolescentes grabó un video, en el que se muestra a un hombre discapacitado ahogándose en un estanque, y frente a ese hecho los chicos en lugar de hacer algo por evitar la tragedia se burlan del hecho. Pero eso no es todo, el video fue publicitado por ellos en redes, para lograr notoriedad. Dicho caso, se trata sin lugar a dudas, de una acción indignante que solo obedece a conductas que han sido adquiridas y reforzadas a través del tiempo, en donde se evidencia en los jóvenes la carencia de valores familiares, la ausencia de sentimientos de solidaridad y el bloqueo de emociones positivas, dando paso a la frialdad y el placer de ver sufrir a otros. Circunstancias que son fomentadas desde los modelos que se reciben desde la familia y la propia sociedad.
Y ello es lo preocupante. Tal parece que la indiferencia social y la insensibilidad ante el sufrimiento, es un mal propio de nuestro tiempo, un tiempo en el que innumerables personas, al vivir los problemas que hoy padecemos en donde la delincuencia y la violencia llegan a niveles extremos y se consumen visualmente las noticias trágicas, como accidentes, asesinatos y agresiones en todas sus grados, expresiones y circunstancias, etc., desde que amanece y hasta que anochece, así tiende a producir en las personas, lo que los psicólogos conductuales conocen como habituación.
La habituación se refiere al proceso por el que, ante la presencia de un estímulo repetido, la respuesta de resistencia al mismo es cada vez menos intensa. Es decir, al acostumbrarnos a la presencia del estímulo, lo vemos ya como natural a tal grado de que pasado el tiempo, éste ya no nos afecta. Es como el sonido del tic tac del reloj cuando vamos a dormir, al principio lo percibimos pero pasado el tiempo ya no lo oímos.
El llegar a acostumbrarnos a ver hechos violentos, emergentes o tóxicos, como naturales, siendo tolerantes e insensibles a la desgracia de las personas y conforme nos habituamos a ellos, la capacidad de asombro se pierde y las emociones se bloquean volviendo a las personas desinteresadas, frías, incluso adictivas o morbosas en la búsqueda de la noticia trágica.
Y ese el camino a la insensibilidad social que conforme avanza, se vuelve cada vez más peligrosa, siendo el principal “logro” de este lamentable mal que está presente en un sinnúmero de personas de nuestro tiempo, que transforma el corazón de carne en uno de piedra, sin afectos, sin remordimientos, desvinculado absolutamente de todo y de todos.
Pero ¿cómo recuperar la sensibilidad en este mundo que nos genera tanto evento deletéreo y que nos afecta de manera severa en nuestras emociones y comportamientos? ¿Cómo hacer que los niños y jóvenes -que por su contacto con el internet -tienen acceso a todo tipo de noticia y formas de convivencia y que en la búsqueda de reconocimiento, generan competencia en esas comunidades, buscando llamar la atención, haciendo cualquier cosa para liderar una historia aunque ésta sea perversa? Pues empecemos por decir ¡Cuidado padres de familia!
Tomemos en cuenta que estamos acostumbrando a las nuevas generaciones a ser insensibles frente a las circunstancias dolorosas y las consecuencias de sus actos; como también les estamos permitiendo ser muy irresponsables del uso de las tecnologías o medios de comunicación, haciendo que éstas se utilicen como herramientas destructivas de sus emociones y relaciones sociales.
Y ese es el problema que está padeciendo hoy nuestra sociedad. Pero ¿cuáles son las causas de la insensibilidad social?
Todas las especies de animales que viven en grupo están dotadas de la capacidad natural para sensibilizarse ante el dolor de sus pares. La solidaridad forma parte de su equipo genético como garantía para la supervivencia de la especie . Ahora bien, si esto es así en la mayoría de las especies ¿por qué entonces cada vez más nos volvemos insensibles?
Continuará.