*“Todos los viajes tienen sus ventajas. Si el viajero visita países que están en mejores condiciones, él puede aprender cómo mejorar el propio. Y si la fortuna lo lleva hacia peores lugares, quizás aprenda a disfrutar de lo que tiene en casa”. Camelot.
EN EL VUELO DE HAWAI
Hablaba del aeropuerto de Los Ángeles, el LAX, famoso porque es uno de los que mueven más pasaje al Pacifico, a toda aquella zona de Asia. Era el tercer aeropuerto del mundo en ocupación, hasta el 11 de septiembre, cuando unos locochones árabes tomaron un vuelo como en el que voy, de United, y lo estrellaron en las Torres Gemelas, tres de esos cuatro aviones debían aterrizar en Los Ángeles. Entristece saber que nos cambiamos en México por uno chafa de Santa Lucia, del cual no ponen ni la primera piedra, porque los amparos también vuelan, y aunque los aviones no chocan entre ellos, se repelen, según Jiménez Espriú, no pensaron que un cerro se les iba a atravesar y los han tomado como al Tigre de Santa Julia. No sé porque causas me tocó estar viendo la majestuosidad de otro aeropuerto, el De Gaulle de Paris, cuando se anunció la voz presidencial que el nuevo de México se iba a la tercera pichada, por usar términos beisboleros. Uno camina el de Los Ángeles, todos tranquilos y eso que son vacaciones de verano, sobran las salas, es inmenso, cada línea, como en México y en el mundo tienen sus espacios contratados, pero a México le falta todo, por eso los retrasos y muchos vuelos congestionados que no pueden llegar a los gusanos, porque no hay manera, entonces tiene que ir un camión a recogerte, con el considerable retraso. AMLO retrasó a México unos 50 años, si es que sigue sosteniendo su teoría de berrinche que no va a construir el nuevo aeropuerto. En fin. Volaremos a la isla de Uaho, dice Wikipedia que sus islas son famosas por sus paisajes escabrosos de riscos, cascadas, y playas con arenas doradas, rojas, negras e incuso verdes. Aquí al parecer el sargazo no les llegó, como a las nuestras de Cancún, aunque las de Cancún son de primera, el Caribe es el Caribe. De las 6 islas principales, Oahu, donde vamos, tiene la capital y la ciudad más grande de Hawai, uno de los 50 estados de la Unión Americana, junto a Washington y todos los demás.
EL SECRETARIO INCOMODO
Aproveché el vuelo de cinco horas, de Los Ángeles a Hawai, para leer la extraordinaria y buena entrevista del semanario Proceso al secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, uno del equipo de me canso ganso que desertó como desertan los buenos. No tiene desperdicio, hombre listo, inteligente, conocedor de las cosas de los dineros, comenta que siempre se opuso a que AMLO liquidara el Nuevo Aeropuerto, que debió haber expropiado a los amigos de Peña Nieto todos los terrenos aledaños que se agandallaron, comprando como en la Conquista, espejitos por oro a los colonos, y eso fue el enojo del presidente. Revela Urzúa que su verdadera bronca fue con Alfonso Romo, y le llama la atención que el presidente le haga tanto caso. Romo fue el empresario que fue llamando en campaña a los empresarios locales de todo el país, para hablarles de los bellos proyectos de AMLO, hoy tiene a todos con los pelos de punta. Y Romo, dice Urzúa, fue de los capitanes del dinero de Forbes, en tiempos pasados, que vino a menos, quizá aquí quiera renacer. Buena entrevista.
EN TIERRA DE HAWAI
El avión toca tierra. Es un aeropuerto pequeño. Es una de las varias islas que tienen. Todas viven del turismo. Debieron ser buenos navegantes, porque por todos lados veían agua del Pacifico, en sus canoas se movían por todos lados y debieron aventurarse porque todo les quedaba lejos, la parte americana a 5 horas por avión ahora, y Japón a 8 horas por vuelo, imagínense antes. Debieron navegar meses y meses, como lo hicieron todos aquellos que lo hacían hacia nuestra América. Hace calor, 27 grados, sopla un buen aire, las palmeras se mueven, en el aeropuerto la gente que da el servicio para transportar al hotel, están listas. Con sus camisas típicas hawaianas, amables, el Aloha en los labios de bienvenida, ese hola cómo te va. Son amables, saben que el turismo es su vida, hay hoteles perrones, cuando el chófer comienza a transportarnos, tramo que se llevará casi una hora, uno ve a los lados por un lado, la vegetación y los cerros, algunos pelones, volcánicos, el mar pegado a la orilla, carretera sencilla de solo dos carriles pero bien cuidada. Hablan todo en inglés, poco español, uno de vez en cuando por ahí, a los lados los autos estacionados de muchos que practican el surf, tienen olas de gran altura, son famosas las holas de Hawai para el surf. Es una camioneta para 14 personas la que nos traslada, comienza a caer la tarde, el sol pega bellísimo sobre el mar, oh ese mar, el mar bello, sin sargazo, ese mar que Rafael Alberti inmortalizó en aquel poema al padre: “El mar. ¡Sólo la mar! ¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad? ¿Por qué me desenterraste del mar?
www.gilbertohaazdiez.com