«La Mimicha», famosa proxeneta en Xalapa, a la que por desgracia sólo una vez visitamos, porque llegando con cuatro amigos a la puerta de su lupanar, salió a recibirnos y al mirar a los gemelos nos preguntó: ¿ustedes son los hijos de Chabela Ochoa, verdad? Huelga aclarar que nos retiramos con la cola entre las piernas en medio de la risa estigmatizadora de nuestros compañeros de juerga». Lo escribe Magno Garcimarrero en el reciente libro de Pepe Zaydèn.