SIN FRONTERAS
Joaquín López-Dóriga Ostolaza
Este miércoles se dará el anuncio de política monetaria de la Fed más esperado de los últimos años, en el cual se espera que se reduzca la tasa de interés de referencia por primera vez en más de una década.
El mercado tiene totalmente descontada una reducción de 0.25% que dejaría la tasa en un rango de 2.00 a 2.25%, aunque existe una mínima posibilidad de que la Fed tome una postura más agresiva y reduzca la tasa en medio punto. La decisión de recortar la tasa de interés apenas siete meses después de haberla subido y hacerlo en un contexto de mínimos históricos en la tasa de desempleo, crecimiento económico relativamente saludable (aunque en clara desaceleración) y máximos históricos en los mercados bursátiles no está libre de controversia.
Históricamente, la Fed nunca ha recortado las tasas en un entorno de empleo, crecimiento y mercados como el actual. Hasta cierto punto, pareciera que la Fed está sucumbiendo a la presión de los mercados y la Casa Blanca para revertir parte del proceso de normalización monetaria de los últimos dos años y mantener un entorno favorable para las bolsas y la actividad económica.
Donald Trump ha criticado abiertamente a la Fed argumentando que el banco central cometió un grave error al subir las tasas el año pasado y en retirar liquidez del mercado. La presión de Trump se da porque el presidente de EU ve el comportamiento de los mercados y la economía como un barómetro del éxito de su presidencia y como pilares de su campaña de reelección para el 2020.
Independientemente de esta campaña de presión, la Fed parece decidida a tomar una postura más acomodaticia como una “póliza de seguro” ante la posibilidad de una mayor desaceleración en la economía estadounidense.
Aunque los datos más recientes de crecimiento en EU han resultado mejor de lo esperado, la realidad es que la economía americana se está desacelerando de un ritmo de crecimiento cercano a 3% —impulsado temporalmente por los estímulos fiscales del 2018— a uno de 2 por ciento.
Aunque un crecimiento así es normal para la economía americana, la Fed está preocupada porque la evidente desaceleración global y las crecientes tensiones comerciales causen un mayor contagio a la economía. El último ciclo de baja en la tasa de interés por parte de la Fed comenzó en el 2007 (en la antesala de la crisis del 2008-09) y lo curioso es que varios indicadores globales de actividad económica —como los índices de actividad manufacturera globales y regionales— y algunos indicadores clave de actividad económica en Estados Unidos —como el índice ISM de manufacturas— contaban con mejor salud en el 2007 que ahora.
Si a este contexto añadimos la ausencia de presiones inflacionarias y que otros bancos centrales, como el Banco Central Europeo, han manifestado que adoptarán políticas monetarias más acomodaticias, la Fed difícilmente puede darse el lujo de no “comprar” la mencionada “póliza de seguro” y decepcionar al mercado manteniendo las tasas sin cambio.
Lo más probable es que la Fed reduzca la tasa en 0.25% y confirme la conclusión de su programa de retiro de liquidez de los mercados, citando un entorno económico doméstico aún favorable, pero justificando su decisión al destacar riesgos como la desaceleración global y los enfrentamientos comerciales.
Se antoja difícil que la Fed dé una señal clara y contundente de futuras reducciones en el corto plazo, pero seguramente mantendrá la opción de hacerlo si las condiciones lo ameritan. Aquí es donde podría haber cierta decepción por parte de los mercados que están anticipando por lo menos dos recortes más de 0.25% cada uno antes del fin de este año.
joaquinld@nulleleconomista.com.mx
Tomado de El Economista.