La Marcha para Jesús, que desde hace 27 años se celebra el mes de junio en São Paulo, es organizada por la Iglesia del Renacer de Cristo con el apoyo de otros grupos evangélicos brasileños y reúne a más de 1 millón de participantes.
Este año es la primera vez que asiste el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que el año pasado lo hizo como candidato. En esta ocasión les dijo que ellos habían sido “decisivos para cambiar el rumbo del país”.
De los 190 millones de habitantes de Brasil, 40 millones son evangélicos que representan un poco más de 20% de la población. De éstos, 68% votó por el actual presidente siguiendo la instrucción de sus pastores, práctica común en las iglesias evangélicas.
La presencia de Bolsonaro en el evento manifiesta el reconocimiento del poder político a las iglesias evangélicas, la gran mayoría de carácter pentecostal y especialmente conservadoras en política y en temas relacionados con la sexualidad y los derechos humanos.
Hoy, las iglesias evangélicas cuentan con 71 diputados, de 500, y seis senadores. Las iglesias tienen tres partidos políticos propios y de una u otra manera participan en otros 25 partidos.
Cuentan con 600 emisoras de radio, 23 canales de televisión, 150 editoriales y cientos de discográficas que venden música religiosa, pero también abordan temas políticos.
La teología que anima a las iglesias evangélicas brasileñas es la que se conoce como Teología de la Prosperidad, que sostiene que Dios lo que quiere es sacarlos de la pobreza y que tengan dinero.
El pastor líder de la Iglesia Universal, Edir Macedo, es uno de los hombres más ricos de Brasil y actúa como ejemplo para millones de fieles evangélicos que quieren ser como él. La idea es que si se es rico es porque Dios lo quiere.
Las iglesias evangélicas brasileñas lo que quieren, entre otras cosas, es un cambio de la Constitución para que Brasil sea declarado oficialmente una república federal que se rige por lo que dice la Biblia.
El peso político de las iglesias evangélicas en Brasil es enorme y todos los políticos, no importa su ideología, buscan su encuentro. Los evangélicos representan millones de votos que se obtienen si se consigue el apoyo oficial de las iglesias. Lo que sigue es que éstas, a través de sus pastores, dicen a sus fieles cómo deben de votar.
Las iglesias evangélicas en México, tan conservadoras como las brasileñas, tiene en éstas a un ejemplo. Quieren también tener partidos políticos, televisoras, radios y editoriales. Y también sus propios representantes en las cámaras y en los distintos niveles del Ejecutivo.
El presidente López Obrador coincide con muchas de las propuestas ultraconservadoras de estas iglesias, de las cuales está muy cerca, como él mismo lo ha dicho. Él ha hablado de otorgarles concesiones de radio y televisión. En la elección pasada, estas iglesias dieron la instrucción para que sus fieles votaran por el ahora presidente.
Twitter: @RubenAguilar
El Economista