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La Razón Online

El escritor de origen judío Franz Kafka pidió en el lecho de su muerte que los manuscritos que dejó fueran destruidos, un deseo que no se le cumplió, y hoy cientos de documentos de su obra literaria, que estaban ocultos en cajas fuertes del banco de Suiza salieron a la luz en Jerusalén.

La Biblioteca Nacional de Israel expuso cientos de cartas, diarios, cuadernos, bocetos y escritos a mano del autor de ‘La metamorfosis, los cuales se encontraban en 60 carpetas del archivo personal de su íntimo amigo Max Brod, a quien Kafka instruyó quemar los documentos; pero éste no los destruyó y viajó con ellos a Palestina en 1939, editando gran parte de la obra literaria para así contribuir a su publicación.

También se pueden observar cuadernos con dibujos o garabatos de figuras humanas, muchas de ellas en situaciones humorísticas y otras, todo lo contrario. Junto a estos se encontró una carta de 47 páginas que estaba dirigida a su padre, con quien tuvo una relación complicada, pues su progenitor lo aterrorizó durante su infancia.