«Empédocles y Astratasio, ebrios de profesión, se hallaban en la cantina, como siempre. Ese día les dio por hablar de sus respectivas vidas. Astratasio le preguntó a Empédocles: «¿Porqué nunca te casaste?». El otro suspiró: -«tuve una novia, dijo. -Cuando yo estaba borracho, ella no quería casarse conmigo, y cuando estaba sobrio yo no quería casarme con ella». Lo escribe «Catón» en Reforma.