Ante la avalancha de recuerdos y conmemoraciones históricas ocurridas este año, hay uno que quiero recuperar para las amables lectoras y lectores, no sin antes externar nuevamente una disculpa porque los acontecimientos, desgraciadamente rebasan las capacidades electrográficas de este escribidor.
Antes, someramente comentaré que me da mucha envidia que Su Majestad, Mick Jagger, haya llegado a los 76 años de vida el pasado 26 de julio en las condiciones en las que llegó. Y sí, para que más, me da mucha envidia y “de la mala” porque ya hubiera yo querido haberme portado mal cuando menos el 10 por ciento de lo que seguramente este hombre se ha portado en su extensa vida y, el ¡desgraciado, sigue como sin nada a sus casi ocho decenas de años en donde seguramente ha habido de todo, principalmente excesos y reventones!
A lo mejor ahí ha radicado la clave, me he pasado de cauto. A lo mejor, pero también creo que desde que Jagger escribió en el año de 1968 ‘Simpatía por el diablo (‘Sympathy For The Devil’ fue estrenada en diciembre de ese año), firmó un contrato de no agresión con el maligno porque si no de otra manera no entendería cómo un hombre como él es capaz de dar los brincos que da en cada presentación de su mítica banda.
Por supuesto que no hablo en serio. Como quiera, larga vida a su admirada Majestad, y que se siga portando mal para que viva muchos años más.
Y ya entrando en materia, quiero recuperar en este espacio otro aniversario que bien vale la pena recordar, y yo diría hasta celebrar festivamente, más allá de que la vida del personaje que voy a hablar es muy controversial. Su vida se puede matizar de muy distintas maneras, pero de que fue un gigante –y lo sigue siendo aun después de muerto- de la canción de eso no hay duda, y me refiero a Elvis Presley (Elvis Aaron Presley, Tupelo, Misisipi, 8 de enero de 1935-Memphis, Tennessee, 16 de agosto de 1977), que hace cuatro días fue el aniversario 42 de su muerte.
Si Elvis viviera, tendría 84 años y es muy probable que si gozara de buena salud nos siguiera deleitando con su portentosa voz de un negro cantada por un blanco, con su inconfundible estilo sureño que va del rocanrol al country, pasando por el folk y el canto sacro de las comunidades negras sureñas descendientes de esclavos (góspel) trabajadores de los campos de algodón y de maíz. Otros grandes cantantes con similar color de voz son Tom Jones y Engelbert Humperdinck, sin olvidar a Low Rawls.
Y miren, yo conocí al Elvis actor antes que al Elvis cantante, eso sí a través de filmes musicales. Recuerdo perfectamente ‘Paraíso hawaiano’, de 1966, que en México se habrá exhibido allá por el 68 o 69, ya iba al cine con amigos, nos llevaban hermanos mayores, y es que el ‘Rey del Rock’ era una personalidad arrolladora, carismática, impactante, que no parecía en nada al típico gringo rubio, con un baile –movimiento de cadera- que alteraba los ímpetus juveniles de las jovencitas de medio mundo, principalmente de las estadounidenses. Ya mayor le tomé gusto a su música, a su estilo y aprecié la riqueza de sus canciones desde una perspectiva más madura, musicalmente hablando.
Es icono indiscutible del Siglo XX norteamericano desde que saltó a la fama cuando a mediados de los 50’s grabó ‘Su importancia en la cultura popular lo erige como icono del Siglo XX desde que en 1954 grabó «That’s All Right, Mama» (‘Todo está bien, mama’), que es un blues de tonalidades negras, hasta su muerte el 16 de agosto de 1977 en su mansión de Graceland, en Memphis.
Alguien sentenció alguna vez que los Estados Unidos de América aportaron a la historia el básquet, la Coca-Cola, Mickey Mouse y Elvis Presley. Es una exageración, por supuesto, yo agregaría la cultura del automóvil, el béisbol, el blues, el rocanrol, y a Babe Ruth, Joe DiMaggio, Willie Mays y Pete Rose.
Finalmente diré que en mi adolescencia la que fue su mujer, viuda y madre de su única hija, Priscilla Presley, la consideré una de las mujeres más hermosas. Gran inspiración.
gama_300@nullhotmail.com @marcogonzalezga