Columnas

¿Cambió la percepción de AMLO sobre la economía?

No puede una sociedad abierta, democrática, conformarse con un pensamiento único. Tener diferentes enfoques enriquece el debate y permite una mejor toma de decisiones.

Cuenta mucho, eso sí, la manera de decir las cosas. El respeto a los diferentes puntos de vista tiene que llevar el derecho de la libre expresión, pero sin insultos.

En materia económica hay puntos de vista encontrados, pero también hay datos. Las apreciaciones personales deberían matizarse por la contundencia de la información de los indicadores, que cuando son elaborados de manera imparcial son la mejor forma de saber si una economía marcha bien o si tiene dificultades.

A estas horas ya tendremos conocimiento de la lectura definitiva del Producto Interno Bruto al cierre del segundo trimestre del año, ése que en el dato oportuno presentó un crecimiento de apenas 0.05% y que se agrega al dato negativo del primer trimestre de 0.2 por ciento.

Esta información, fría, de fuente oficial, no puede dar sustento a un discurso de que la economía va requetebién y de mantener un pronóstico de crecimiento para todo este 2019 de 2 por ciento. No hay manera.

Por eso es que cuatro posicionamientos en un mismo foro pueden contribuir a calmar un poco esos ánimos alterados por la negación, hasta ahora sostenida, de que hay una ralentización económica importante.

Fue en el Foro Estrategia Banorte, y el primer punto de vista que claramente se entiende es el de Carlos Hank González, presidente de ese grupo financiero, quien no pudo tener un discurso más conciliador que decir que cree en la Cuarta Transformación. En el nombre lleva la fama de buen político y nada mejor para el sector empresarial que llevar esta fiesta en paz.

Otro mensaje muy importante fue el del gobernador del Banco de México, Alejandro Díaz de León. Él, en su calidad de líder de esos banqueros centrales mexicanos, a decir del presidente Andrés Manuel López Obrador, da cuenta de un diagnóstico que muchos conocemos y nos preocupa: estamos enfrentando un entorno de desaceleración económica mayor al que se había anticipado.

Desde el punto de vista de la política monetaria, parecería un guiño a futuras bajas en la tasa de interés. Desde el punto de vista político, es el tipo de palabras que no le gusta escuchar a la 4T.

Otro discurso de gran trascendencia fue el del subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio González, quien refrenda el temor de que los ingresos pueden no alcanzar para las necesidades de gasto, pero adelanta algo que al menos en la mañanera de no fue desmentido: podrían impulsar el próximo año una reforma fiscal para aumentar la recaudación.

Esto tiene mucho fondo, cuando hablamos de la necesidad de cobrar más impuestos o gravar productos o servicios hasta hoy exentos. Algo fuera del guion inicial del presidente López Obrador.

Pero las palabras que más resonaron y que le dan sustento a todo lo que venga en adelante fueron del propio presidente López Obrador. Es un cambio enorme que el jefe del Ejecutivo acepte lo que todo el mundo sabe, a estas alturas el crecimiento económico en el arranque de su gobierno es una asignatura pendiente.

Estamos todavía lejos de que cuadren las formas de lograr ese crecimiento, entre lo que imaginan en la 4T y lo que esperan los verdaderos promotores de la inversión y el empleo, pero es un avance que no se niegue la realidad.

Tomado de El Economista.