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Universidad Veracruzana

Adolfo Agundez Rodríguez, investigador de la Universidad de Quebec en Montreal, Canadá, señaló que la problemática y crisis ambiental tiene un origen antropogénico, por lo mismo las respuestas están en nuestro modo de vida y en nuestra implicación en acciones político-ciudadanas. 

El pasado miércoles 21de agosto, en el auditorio de la Facultad de Biología de la Universidad Veracruzana (UV), el académico dictó la conferencia “Enfoque político y ético de la educación del consumo como instrumento de transformación social”, en el marco de la Cátedra UNESCO sobre Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad del Desarrollo, adscrita al Instituto de Investigaciones en Educación (IIE). 

Ante estudiantes, docentes y público diverso, comentó que el factor de consumo es esencial y central, lo que significa que las acciones no sólo pueden enfocarse en modificar nuestro modo de vida cotidiano y en impulsar soluciones individuales. 

“Por ejemplo, desde la educación ambiental se ha fomentado mucho el reciclaje en casa, ahorro de agua, reutilizar las bolsas de plástico o no usarlas; aunque todo esto ha tenido un impacto, estas acciones no han sido suficientes.” 

Reiteró que las problemáticas ambientales globales y complejas no se arreglarán desde las acciones individuales; es decir, sería pedir a los individuos llevar una montaña gigante sobre sus hombros, lo que resultaría en la inacción, pues como no pueden asumir la responsabilidad de la crisis ambiental quedan paralizados. 

“En temas de cambio climático ya se documentan casos de ecoansiedad entre los jóvenes, gracias a los medios de comunicación conocen qué tan grave es la problemática y están conscientes de que es demasiada, lo que les ha provocado mucha ansiedad y a menudo los paraliza.” 

De tal manera, dijo, que frente a esta crisis ambiental la educación es la herramienta más potente de transformación ecosocial; sin embargo, está poco presente en los planes de estudio de las escuelas ya que no se supone como una alternativa real, además no se impulsan acciones colectivas y políticas. 

“La clave es una educación que proponga alternativas a un modelo de crecimiento económico, que –además– contribuya a la no ruptura total entre el ser humano y la naturaleza, encaminado a un cambio de civilización.” 

Sin embargo, lamentó que la educación ambiental no está institucionalizada en casi ningún país, lo que significa que se prioriza la educación financiera y económica, ya que los gobiernos piensan que es un elemento fundamental. 

“La educación ambiental también puede darse de manera informal en los movimientos sociales, cuando se documenta lo que suceden éstos con respecto a las luchas ambientales, podemos alimentar a la escuela y generar nuevas iniciativas/alternativas.” 

 

Asistieron estudiantes, académicos y público en general

Por: Paola Cortés Pérez