Mientras el mundo presencia a la distancia los incendios en la selva amazónica de Brasil, imágenes de satélite muestran un número mucho mayor de incendios en el continente africano.
La NASA ha dicho que África es un «continente en llamas» donde están al menos el 70 por ciento de los 10 mil incendios que arden en todo el mundo en un día promedio de agosto. La agencia espacial dice que el número es más o menos el mismo un año tras otro.
Mientras el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha dicho que sopesa lanzar una campaña internacional para ayudar a los países de la zona subsahariana de África a combatir los incendios, los expertos dicen que la situación allí es diferente y que todavía no es un problema creciente, aunque podría volverse un peligro en el futuro.
En Angola se produjeron casi el triple de los incendios que en Brasil durante unos cuantos días de la semana pasada, de acuerdo con imágenes satelitales de la NASA.
La agencia estadounidense registró más de 6 mil fuegos en Angola, más de 3 mil en República Democrática del Congo y más de 2 mil en Brasil.
Aunque Angola y Congo son los países con más incendios, estos generalmente ocurren en las sabanas con pocos árboles y en los campos cultivados por pequeños agricultores, por lo que no representan la misma amenaza para el medio ambiente que los incendios en la zona del río Amazonas, dijo Sally Archibald, profesora de la Universidad Wits en Johannesburgo.
«Hay interrogantes sobre el manejo de incendios en estos ecosistemas (africanos), pero los fuegos son parte de su ecología», dijo Archibald, quien estudia manejo de incendios y la dinámica en las sabanas. «En Sudamérica, los terrenos equivalentes boscosos no forestales ya han sido convertidos mayormente en zonas agrícolas para el cultivo de soya, pero en África la mayoría de ellos no han sido transformados».
Los incendios en las sabanas emiten dióxido de carbono, pero el pasto vuelve a crecer al año, absorbiendo de nuevo gran parte del carbono en la atmósfera. Los incendios podrían avanzar hasta los bosques, pero por lo general se apagan en sus límites, dijo Archibald, a menos que los árboles sean talados, lo cual aumenta la vulnerabilidad de los bosques tropicales.