*De Esquilo: “Ni aun permaneciendo sentado junto al fuego de su hogar puede el hombre escapar a la sentencia de su destino”. Camelot.

EL (TERCER) INFORME DE AMLO

                                                  

Son otros tiempos. Tiempos de la 4T. Sus detractores dicen que el presidente AMLO no necesitaba dar el informe septembrino, que lo da a diario y ataranta por dos horas en las mañaneras. Pero he aquí que ahí está, entre muchos de los suyos, con una mayoría aplastante y casi el 69 por ciento de aceptación entre la gente, de ese pueblo bueno, como él le llama. Todos, desde el reeleccionista Porfirio (Muñoz Ledo), hasta los Batres y las Sheinbaum y una pléyade de gobernadores, muchos , pero allí están, militares, empresarios, sindicalistas, bailan y se dan la mano sin importarles la facha, cantaría Joan Manuel Serrat. La televisión, como en los viejos tiempos, ningún expresidente invitado, AMLO los vomita, a los que viven y a los que murieron, eran la Mafia del Poder, decía. Aparecen Marcelo Ebrard, el puntero si hoy fueran elecciones, Manuel Bartlett, a quien le encontraron unas casitas y canta: Yo tengo ya la casita, que tanto te prometí, a la vez que escucha del jefe, aquel clásico: “No te preocupes, Manuel”. El viejito Jiménez Espriú, que no viene a arreglar la cochina y tardada caseta de cobro de la autopista de Capufe de Fortín y Cuitláhuac. El patrón, Emilio Azcárraga, con un guarura, la televisión rendida ante el jefe.  Comienza la numeralia, aun no aparece el presidente. El locutor dice que ha hecho 212 giras por el país y 198 conferencias mañaneras. Frente a Palacio se ven unas carpas grandes, muy gigantes. Esta misma mañana los panistas y morenistas riñen por la reelección de Porfirio Muñoz Ledo en la Cámara. Un gabinete promedio de viejitos, cercanos a los 80 años, quizá la experiencia haga la diferencia. Comienza el protocolo, los soldados y marinos se cuadran, saludan, llega el presidente tabasqueño. En un templete con la Bandera Mexicana, al lado de su esposa, Beatriz Gutiérrez. Tocan el Himno, lo canta, sí se lo sabe. Escasamente una silla solitaria, se sienta. La Patria en el tiempo, un atril con un micrófono. Lo aplauden.

LA PATRIA ANTE LA 4T

Exalta a la 4T. Esa misma mañana, más bien un día antes, levantó la Bandera Blanca al anunciar que la corrupción de arriba, se había terminado. El espíritu de Peña Nieto se esfumaba. La separación del poder político y el económico, representamos a todos los mexicanos y mexicanas, al margen de ideologías, orientación sexual, nivel educativo. Nada nuevo, las mismas cosas que mañana a mañana informa al pueblo, vía algunos comunicadores. La mencionada revocación de mandato y un exabrupto cuando mencionó al empresario Bremer, el que compró el palacio del chino para dar el dinero a los deportistas y el presidente no lo encontró: ‘Seguro no lo invitamos’, dijo. Da el pésame a los muertos de El Paso, Texas, pero no a los de Coatzacoalcos. Muchos se preguntaron en redes sociales por qué el anuncio de la mampara decía Tercer Informe de Gobierno, pues porque así lo quiso el presidente. Según sus asegunes, ya había dado el primero a los 100 días y el segundo cuando cumplió un año, al paso que va, contando y contando, seguro al final de su mandato, llegará al 12 Informe de Gobierno, como si nos hubiera gobernado dos sexenios, que es o que aspiran algunos reeleccionistas ahí dentro de la 4t. Si usted no fue uno de los 500 invitados, no se preocupe, haga lo que dijo el comentarista de aquella fiesta de Blanco y Negro de Truman Capote en Nueva York: “Esto es como la otra mitad vive… Sabemos que usted no es lo suficientemente rico ni socialmente importante ni lindo como para ser invitado; si no, no estaría mirando ahora las noticias”. Seguía el mensaje, la cámara paneaba a los gobernadores y la gobernadora, AMLO les agradecía, mucho bla, bla, bla, pero era mejor irse a ver al Atlético de Madrid, que trae entre sus filas al portugués, Joao Félix, un chaval de 19 años que aseguran será el sucesor de Cristiano Ronaldo, y luego al Real Madrid, que Zidenin Zidane no sabe ni a qué los pone a jugar. Pura calamidad.

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