El fiscal general de Estados Unidos, William Barr, redactó una iniciativa de ley que prevé la pena de muerte en un periodo más corto que el convencional para autores de matanzas con armas de fuego, perpetradas en el país, en la que sería la respuesta del presidente Donald Trump a los últimos incidentes, que cobraron la vida de más de 40 personas en los últimos meses.
De acuerdo con Marc Short, jefe de personal del vicepresidente Mike Pence, el proyecto estará integrado en un paquete legislativo sobre el control de armas que la Casa Blanca presentará próximamente al Congreso.
La medida sería el primer impulso presidencial para intentar resolver el problema de la violencia armada en EU, donde hay más armas que habitantes; sin embargo, no alcanza aún a responder a la demanda de demócratas y organizaciones civiles de imponer mayores restricciones a la compra de estos artefactos.
El pasado domingo, Trump salió al paso de la polémica tras el último tiroteo en Texas en el que murieron siete personas: este hecho “no cambia nada” en el debate sobre la legislación de armas y recordó que una comprobación de antecedentes no habría evitado ni este incidente ni los registrados en los últimos años.
“Seguimos con lo mismo. No ha cambiado nada”, dijo Trump en declaraciones a la prensa desde la Casa Blanca tras volver de su fin de semana en Camp David. “Mucha gente está hablando de ello y es una falta de respeto hacia lo que pasó ayer en Texas”, señaló el domingo al ser interrogado por una posible reforma de la normativa sobre posesión de armas.
