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Un barman le pregunta a Gavin Smith si quiere una cerveza ale con suave sabor a cítricos o una cerveza rubia tipo Kolsch en el Newman Arms, un pub de Londres que data de 1730. Este residente de Liphook, Inglaterra, de 47 años, pide su trago y luego se sienta en el lugar donde George Orwell bebía sus cervezas favoritas, según se cuenta.

El pub “Proles” de su novela 1984 se basa en el Newman Arms. También figura en la novela Que no muera la aspidistra. Sentado en la mesa de Orwell, Smith cierra los ojos y trata de absorber la energía que pueda quedar de su escritor favorito. “Quiero llevarme todo lo que pueda”, dijo Smith.

Apenas termina su trago, Smith reanuda la visita guiada que saca a la luz historias similares sobre los locales de Londres donde renombrados novelistas y poetas bebían y hablaban de literatura.

Nick Hennegan dirige un grupo de turistas en un recorrido de bares de Londres que frecuentaron famosos escritores y poetas el 13 de julio del 2019. Foto: AP/Russell Contreras

El “Paseo por los Pubs Literarios de Londres” es un recorrido muy popular que permite a los turistas visitar los bares preferidos de escritores legendarios, permite a los amantes de la literatura pararse donde el autor de La naranja mecánica, Anthony Burgess, y su esposa observaron cómo una pandilla destruía el pub Duke of York y caminar por las calles donde Virginia Woolf combatía sus demonios.

Los participantes escucharán historias acerca de cómo el poeta Dylan Thomas le propuso matrimonio a su esposa en un pub y T.S. Elliott bebía en otros. Podrán asimismo tomar un trago en el sitio donde un deprimido Karl Marx bebió una cerveza en el exilio antes de empezar a escribir su crítica al capitalismo Das Kapital. Trabajadores del mundo… tómense un trago.

El paseo es organizado por escritores y actores ingleses. Durante tres horas el participante recorre el barrio Fitzrovia de Londres y llega al Soho en Westminster, con paradas en la oficina de Sir Paul MacCarnery y en el estudio donde grababa Amy Winehouse.

A veces los turistas son guiados por actores vestidos como Woolf o Charles Dickens. Otras, los más afortunados son escoltados por Nick Hennegan, un talentoso y divertido escritor que ha hecho adaptaciones modernas de Shakespeare. La más reciente reinterpreta Romeo y Julieta usando hip hop y familias de clubes de fútbol rivales.

Los escritores comenzaron estas visitas en el 2012 para aprovechar los Juegos Olímpicos de Londres, pero inicialmente no despertaron mucho interés. No obstante, Hennegan dice que con el correr del tiempo el tour se hizo popular y ahora se agotan los tickets.

“No usamos agencias de viaje ni nada de eso”, expresó Hennegan, quien también tiene un podcast literario. “Somos simplemente escritores y actores que complementan sus ingresos”.

Usando una tableta y su memoria, Hennegan dirigió hace poco un grupo que incluyó a Smith, a mí mismo y a una docena de visitantes. El recorrido comenzó en The Wheatsheaf, un pub tradicional que alguna vez frecuentaron Orwell, Burgess y Thomas. Arrancó con un paseo por pubs populares mientras los turistas lo escuchaban y bebían una cerveza mediterránea llamada Estrella Damm o una Hop House 13, una cerveza rubia hecha con cebada irlandesa.

De allí fueron a la Taverna Fitzroy, propiedad de la cervecera Samuel Smith, y luego a The French House, un bar de mala muerte donde el general Charles de Gaulle hizo un apasionado discurso ante un grupo de exiliados mientras los alemanes ocupaban Francia.

Algunos turistas solo quieren emborracharse, según Hennegan. “Pero esa no es la idea. Para disfrutar realmente el tour, hay que escuchar las historias y luego tomarse un trago”.

Hay paseos similares en Nueva York, Dublin y Edinburgo.

El último pub visitado fue el Norman’s Coach and Horses, frecuentado en el siglo 20 por periodistas y los Beatles. El ambiente festivo del lugar, con cantos y copas, me recordó los relatos de mi tío Ernest Eguía y mi abuelo Carlos Contreras tras visitar Londres como soldados estadounidenses antes de ir a pelear en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial.

Ernest escribía sobre los pubs que visitó, en los que bebió y comió pescado frito con papas fritas. Tuvo que dejar de estudiar en la segundaria durante la Depresión de la década de 1930, pero le encantaba leer. Sentado en los bares, me preguntaba si mi tío habría estado en algunos de ellos y habría entrado en contacto con escritores famosos.

Comenté que mi tío y mi abuelo habían estado en un pub como este antes de partir hacia Alemania. El pianista me escuchó y comenzó a tocar “We’ll Meet Again”, tema de 1939 que hizo famoso la cantante Vera Lynn.

“Tu abuelo seguramente conocía esta canción”, me dijo Fiona Wallace, de Birmingham, Inglaterra. Tenía razón. Nuestra familia seguramente conocía la versión de 1942 de Peggy Lee y Benny Goodman.

Me imagino a Ernest y Carlos cantando el tema (“sé que nos volveremos a ver en un día soleado”) en un pub lleno de extraños. Sé que los dos estaban asustados, lejos de casa.

Hennegan me acerca un trago. Me dice, “Cheers!” (¡salud!).

En ese pub de Soho, yo también me encontré lejos de casa. Pero como descendiente de Ernest y Carlos, me gano la vida con la palabra. Y la palabra es mi casa. Aquí, feliz escuchando una canción de la Segunda Guerra Mundial, un escritor que todavía no descubrí alguna vez se sintió como en casa en estos rincones oscuros. Pronto nos encontraremos.

Cierro mis ojos y trato de absorber todo lo que pueda.