«Cambio el gobierno y cambiaron las percepciones de la ciudadanía, pero lo que no ha cambiado es la propensión tan mexicana de destruir todo lo existente para construir algo totalmente nuevo sin aprovechar ni lo bueno del pasado ni las lecciones de los errores que antes se cometieron. Se reinventa la rueda cada seis años, se prometen soluciones sin realizar un diagnóstico del problema a ser resuelto y se abandonan programas que si funcionan porque los nuevos que llegan- cada seis años- quieren imponer sus prejuicios en lugar de construir sobre lo existente, por el mero prurito de cambiar. El punto es obvio, no existe continuidad ni el menor interés por aprender las lecciones del pasado para mejorar el futuro. ¿Cómo, en este contexto, será posible progresar». Lo escribe el siempre lucido Luis Rubio en»Reforma».