El valioso tapiz de inicios del siglo XIX de Notre Dame está fuera de peligro después de un laborioso trabajo para salvarlo del agua rociada por los bomberos para extinguir el incendio que asoló la catedral de París en abril.
«Nuestro temor era que se pudriera» después de que los bomberos inundaran el templo medieval con agua para extinguir las llamas que devoraron el techo y derribaron la aguja de la catedral, de ocho siglos de antigüedad, dijo a la AFP Hervé Lemoine, director del Mobiliario Nacional de Francia.
El enorme tapiz, terminado bajo el reinado de Luis Felipe en 1838, fue evacuado del monumento gótico pocos días después del incendio. Cuando se desató el incendio, se encontraba guardado en dos cajas que lo protegieron del plomo fundido y de la madera en llamas, pero había absorbido enormes cantidades de agua.
«Si se lo mantenía enrollado, habría sido un cultivo de bacterias, se hubiera podrido», señaló Lemoine, que contó a la AFP cómo él y su equipo procedieron primero a secarlo, para a continuación congelarlo para evitar que se desarrollara el moho».
«Volver a doblarlo fue complicado, tuvimos que hacerlo entrar en un gran contenedor refrigerado, cuya temperatura se redujo gradualmente a -35 grados centígrados durante 24 horas, antes de ser llevado a los laboratorios en París del Mobiliario Nacional», una institución pública que se encarga de los muebles y objetos de valor de los edificios oficiales.
Actualmente en exhibición, el tapiz de lana -de 25 metros de largo y 7,35 metros de ancho- muestra rastros de humedad y otras manchas, junto con algunos daños por polillas y desgarros en el tejido.
Sin embargo, todavía se pueden ver las coloridas cornucopias y las vívidas coronas de flores basadas en un diseño del pintor francés Jacques-Louis de la Hamayde. Los técnicos empezarán ahora la restauración, que requerirá meses de trabajo.
«Estamos haciendo esto sin costo alguno para la diócesis, es importante demostrar que como parte del esfuerzo nacional, una institución como la nuestra puede hacer su parte», apuntó Lemoine.
Después de su primera exposición pública en el museo del Louvre en 1838, el tapiz fue traído a Notre Dame en 1843 para la coronación de Napoleón III. Desde entonces, sólo se ha expuesto en raras ocasiones: durante una visita del zar Nicolás II, la primera misa televisada del país en 1948, o la primera visita del papa Juan Pablo II a la catedral en 1980.
El público tendrá la oportunidad de verlo durante una jornada de puertas abiertas en el Mobiliario Nacional, durante las Jornadas Europeas del Patrimonio, los días 21 y 22 de septiembre.
«Sigue en peligro» de derrumbarse Notre Dame
La catedral de Notre Dame de París «sigue en peligro» debido a la fragilidad de sus bóvedas y al riesgo de desplome de los andamios instalados en torno a la aguja antes del incendio, dijo el viernes al diario Le Parisien el arquitecto encargado de su renovación, Philippe Villeneuve.
«El monumento sigue en peligro en dos niveles: las bóvedas que aún pueden caerse y los andamios que pueden derrumbarse. No es algo pequeño… Hay entre 200 y 300 toneladas de acero», señaló el arquitecto jefe de la catedral, quien antes del incendio del 15 de abril había iniciado la restauración de la aguja que se derrumbó en el siniestro.
«Durante el incendio, los andamios no se cayeron. Pero los tubos se soldaron entre sí y se deformaron (…). Todo eso debilitó la estructura. En realidad es un milagro que siga en pie», añadió.
En tres semanas, una vez terminada la instalación de un piso provisional, comenzará una etapa de reforzamiento de los andamios. «Después de eso montaremos uno nuevo, de 50 metros» por el cual se podrá «cortar todos tubos, uno por uno». Villeneuve prevé completar esta fase en enero de 2020.
Posteriormente se reconstruirá la estructura que sostenía el techo de la catedral, una de las pérdidas irreparables causadas por el incendio que sufrió ese icónico templo. Aún se desconoce si será construirá en madera, como la original. «No estamos aún en esa etapa», dijo.
Philippe Villeneuve lamentó el atraso provocado por la suspensión de las obras de consolidación durante tres semanas después de que se detectaran índices elevados de concentración de plomo, al cual los niños son especialmente sensibles.
Lo más difícil es «conciliar el trabajo (…) con las reglas de protección de los trabajadores», dijo. Pero aseguró que la seguridad de los obreros está «garantizada». «Todos los meses realizamos análisis de sangre a los trabajadores para determinar los niveles de plomo en la sangre y nunca están por encima de la media».