Joaquín Paván, socio fundador de Devas Coaching, participó como tallerista en “Imagina, innova y emprende 3.0” de la UV.
No debemos temer estar en contacto con nuestras emociones.
Karina de la Paz Reyes Díaz.
Joaquín Paván Gutiérrez, socio fundador de Devas Coaching, explicó que los emprendedores se enfrentan a una “montaña rusa emocional” para la cual, generalmente, no hay preparación alguna, pese a la fundamental importancia que tiene.
El coach ejecutivo participó como tallerista y conferencista magistral en “Imagina, innova y emprende 3.0”, organizado la Oficina de Transferencia de Tecnología, de Desarrollo Emprendedor e Innovación de la Dirección General de Vinculación (DGV).
El taller llevó por título “Inteligencia emocional y emprendimiento” y lo impartió en la sala de videoconferencias de la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información, el 11 de septiembre; mientras la conferencia, “Inteligencia emocional para el proceso de emprendimiento” se desarrolló al día siguiente en el auditorio de la Iniciativa Municipal de Arte y Cultura (IMAC) del Ayuntamiento de Xalapa.
“Inteligencia emocional es una habilidad, una capacidad que puede desarrollar cada persona para conocer, comprender y regular emociones propias y de las otras personas. Engloba muchas competencias y capacidades: el autoconocimiento emocional, autorregulación, pero también la empatía, la influencia en las emociones de los demás, liderazgo, manejo de conflicto.”
No obstante, Joaquín Paván lamentó que, pese a su importancia, se tiene una mínima educación emocional, al grado que hay personas que no saben ni reconocen la emoción que experimentan en determinado momento y menos a manejarla: tristeza, enojo, ansiedad u otra.
“En particular, en el emprendimiento se da una situación muy curiosa: cuando hablas de talleres o de una oferta educativa de emprendimiento, por lo general se refieren a herramientas o metodologías que están enfocadas en desarrollar una idea de negocio, cuando está demostrado que la parte más importante es desarrollar y preparar al emprendedor con habilidades emocionales.”
Citó que, a la hora de decidirse y emprender, nadie te advierte que durante tres meses te rechazarán tus prospectos, que tendrás que manejar conflictos con proveedores o que necesitas disciplina y hábitos. “Nadie te habla del reto personal al que te vas a enfrentar. Todo el mundo te habla de tu idea de negocio, cómo será rentable, cómo la venderás, pero no de esta montaña rusa emocional que el emprendedor termina viviendo”.
Para el entrevistado, una persona con alta inteligencia emocional puede superar esa montaña rusa emocional y sobre todo tener un bienestar, porque es necesario no olvidar que el fin primordial del emprendimiento es la búsqueda de una mejor calidad de vida, una autorrealización; no obstante, se experimenta estrés y angustia.
Opinó que generalmente hay un gran desconocimiento del manejo de las emociones en el país –tanto en jóvenes como en adultos–, así como en términos globales; educación que debería fomentarse desde edades muy tempranas. Incluso, en las denominadas habilidades del futuro hay un enfoque hacia la inteligencia emocional, en aras de procurar el bienestar y la competitividad de la persona.
“Si hay algo que la máquina no podrá hacer es tener capacidad emocional, por eso es importante que los niños aprendan a decir ‘estoy enojado’.”
Sin embargo, lamentó, en México como en el mundo se está en “pasos muy primarios”. Paván atribuyó en parte este descuido a que la inteligencia emocional está vinculada con la terapia psicológica, y ésta generalmente no es bien vista en la sociedad, cuando debería ser todo lo contrario, porque sería como “ir con un doctor para el alma o el corazón”. Es más, “creo que en general como sociedad hay mucho que trabajar en el tema de conocimiento y regulación de emociones “, dijo tajantemente.
Más allá de que en el país éste sea un tema que está o no en la agenda de políticas públicas, el entrevistado remarcó la importancia de que cada persona sea responsable de sus emociones: “No es un pendiente del gobierno, sino de nosotros como sociedad. Por ello, les invito a que no le tengan miedo a estar en contacto con sus emociones, a reconocerlas, identificarlas. No les tengan miedo, son algo natural que tenemos en nuestro cuerpo, son la principal fuente de energía”.
Incluso, comentó detalles de las emociones, por ejemplo, que hay graduaciones: no es lo mismo estar molesto, enojado o con ira; hay felicidad y euforia. “Es malo tener ira, pero no estar molesto, porque sirve para defender una postura sin ser agresivo. Estar feliz es muy bueno, estar en la euforia también es malo”.
El entrevistado dijo que hay ejemplos nacionales e internacionales de emprendimiento que se han visto seriamente afectados por no saber controlar las emociones y citó a Steve Jobs, cofundador de Apple Inc.
Jobs y su genialidad revolucionaron la industria de la electrónica y la computación. Mientras en una primera etapa hizo crecer la empresa, al no tener la capacidad de autorregularse y ser bipolar terminó siendo corrido de su propia empresa.
“Regresó en una segunda etapa, siguió con esa persona obsesiva pero autorregulado; es decir, sin perder su personalidad tiene más elementos satelitales que le ayudan a ser adaptativo, es cuando se da un segundo boom de Apple.”