Enrique Valenzuela, titular del Coespo, asegura que buscan ayudar a los connacionales para que no pernocten en la calle, pero que muchos de ellos no quieren moverse de ahí. Foto:
Además de sus hermanas -de 16, 15, 14 y 3 años- Gerardo viaja con sus padres. Todos duermen afuera del Centro de Atención Integral a Migrantes (CAIM), que está ubicado a un costado del Puente Internacional Paso del Norte.
Carlos, de 27 años, también salió de Guerrero.
Relata que fue testigo de una balacera en su pueblo y que lo amenazaron de muerte.
Los dos guerrerenses llegaron esta semana a la frontera de Ciudad Juárez con El Paso, Texas, con la intención de solicitar asilo en Estados Unidos.
Del 1 al 20 de agosto, 537 mexicanos se inscribieron en la lista del Consejo Estatal de Población (Coespo), la cual ordena el flujo de aspirantes a la protección de EU, que hacen antesala en esta ciudad mientras se les permite llegar a la ventanilla en El Paso.
Carlos cuenta que sus padres dejaron su casa para establecerse en otra ciudad de Guerrero.
«(Yo) primero me fui a Cuernavaca, ahí trabajé de guardia de seguridad, en lo que agarrábamos, pues, dinerito para venirse pa’ acá», relata mientras se alista para dormir en una banqueta frente al CAIM.
Cuando llegó, intentó cruzar el puente internacional y pedir asilo al personal de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), pero los guardias mexicanos le impidieron el acceso en la garita.
Para esperar una entrevista con los oficiales norteamericanos, se anotó en la lista que coordina la Coespo en las instalaciones del CAIM, donde le asignaron el folio 18 mil 502, por lo que tendrá que esperar en la ciudad al menos 3 meses.
Gerardo conoció a Carlos en Juárez, mientras esperan su cita en EU. Aunque vienen de diferentes regiones de Guerrero, huyen del mismo problema: la violencia.
«Aquí nos estamos ayudando uno al otro. De aquí no salimos», dice Carlos.
«Nos dieron chance aquí, y aquí nos quedamos. Nos dijo el señor que mientras le mantengamos limpio nos da chance. No hacer destrozos, no hacer mal. Uno no hace mal, uno se porta bien. Luego vienen unas personas buenas y nos dan burritos», señala.
Enrique Valenzuela, titular del Coespo, asegura que buscan ayudar a los connacionales para que no pernocten en la calle, pero que muchos de ellos no se quieren mover de ahí por miedo a perder su lugar en la lista.
«No los queremos tener en la calle por su propia seguridad, por su salud, no queremos que la gente tenga que permanecer en las calles y preferimos que tengan un espacio, un techo», aseguró.