El Padre Arsilio reprendió a Thaisia, joven mujer de su parroquia quien tenía fama de a que a ningún hombre le negaba nunca un vaso de agua, «Hija mia» -la amonestó en tono paternal.-, -«¿porqué eres tan dada a dar tu cuerpo?».- Padrecito- respondió la interrogada- «Pienso que debo compartir con mi prójimo lo que me dio la Madre Naturaleza antes de que me lo quite el Padre Tiempo». Lo escribe «Catón» en Reforma».