El cosmonauta soviético y primer caminante espacial, Alexéi Leónov, falleció hoy a los 85 años a consecuencia de una prolongada enfermedad, informó el canal de televisión ruso Rossiya 24.
Leónov fue el undécimo cosmonauta soviético y la primera persona en realizar una caminata espacial, por lo cual mereció el doble título de Héroe de la Unión Soviética.
Su deceso fue confirmado por su asistente personal, Natalia Filomónova.
“Alexéi falleció en el Hospital Burdenko (ubicado en Moscú y perteneciente al Ministerio de Defensa de Rusia) tras una prolongada enfermedad”, señaló en declaraciones a la agencia oficial rusa TASS.
Filimónova añadió que el cosmonauta será inhumado el próximo 15 de octubre en el Cementerio Militar Federal de Mitischi, en la región de Moscú.
El 18 de marzo de 1965 Aléxei Leónov fue el primer hombre en “dar un paso hacia lo desconocido y se encontró cara a cara con el espacio ilimitado”, según expresara la agencia espacial rusa, Roscosmos, en un comunicado.
Leónov hizo la primera caminata espacial desde la Vosjod-2. Con su escafandra espacial estuvo fuera de la nave durante doce minutos y nueve segundos, unido a ella por una correa de 5,35 metros.
La caminata comenzó cuando la Vosjod-2 sobrevolaba el Mar Negro y Leonóv, “disparado como un corcho, comenzó a ‘leonovizar’”, término inventado a partir de su apellido y que describe el estado del hombre cuando se encuentra en el espacio exterior.
A partir de ahí continuaron los problemas, el peor de los cuales estuvo relacionado con un aumento de la presión en el traje espacial de Leónov, que aumentó considerablemente sus dimensiones.
Siguiendo las instrucciones, Leónov intentó entrar por la escotilla inicialmente con sus piernas hacia adelante, pero a la altura de los muslos se atascó debido a que el traje espacial se había hinchado.
La situación fue crítica: Leónov en el interior del traje no conseguía utilizar sus manos, las reservas de oxígeno alcanzaban apenas para media hora y quedaban cinco minutos para que la nave volara por la parte oscura de la Tierra, es decir, que permaneciera casi una hora en la más absoluta oscuridad.
“Sin consultar con nadie, reduje casi al doble la presión, las cosas más o menos volvieron a su sitio, agarré los extremos de la escotilla y entre de cabeza en la esclusa”, comentó varios años atrás a la prensa Leónov.
Según relató, además los problemas también se sucedieron al regreso, porque no se cerró herméticamente la escotilla, no funcionó el sistema de defensa automático y los cosmonautas, al ejecutar el descenso con los mandos manuales, aterrizaron en un lugar muy apartado de la zona prevista.