Mientras miles de personas siguen sin electricidad en todo el estado por el riesgo de que se desaten nuevos incendios forestales, la mayor preocupación de las autoridades se concentra en el norte de Los Ángeles, donde el fuego denominado Saddleridge causó la muerte a una persona.
La víctima, un hombre de 50 años, murió de un paro cardíaco mientras hablaba con los bomberos por teléfono cuando las llamas se acercaban a su vivienda.
El peligroso incendio obligó a ordenar la evacuación obligatoria para los residentes de unas 100 mil viviendas, muchos de los cuales tuvieron que abandonar sus casas en plena madrugada.
El fuego se desató el jueves en la noche y creció rápidamente avivado por los vientos de Santa Ana hasta asolar al menos cuatro mil 700 acres (mil 900 hectáreas) a primera horas de la mañana de este viernes.
En una conferencia de prensa, autoridades locales informaron de que el fuego ya consumió al menos 25 casas y que más de 100 mil viviendas están amenazadas si las llamas alcanzan un vecindario del condado de Ventura.
La rápida propagación de las llamas obligó además al cierre de varias escuelas y carreteras, entre ellas la Autopista 5, que recorre el estado de norte a sur.
El Servicio Nacional de Meteorología (NWS) pronostica que los fuertes vientos, que oscilan entre las 25 y 30 millas por hora (32 y 48 kilómetros por hora, respectivamente), se mantendrán hasta la tarde de este viernes con ráfagas que podrían alcanzar las 50 millas por hora (80 kilómetros por hora) en el área de este incendio.
A los vientos hay que sumar la baja humedad reinante en la zona, de menos del 10 por ciento, una combinación que hizo que las llamas saltaran de un vecindario a otro antes de que los bomberos y la policía pudieran advertir a los residentes para hacer una evacuación ordenada.
Al este de Los Ángeles, en el condado de Riverside, los bomberos también lidian con otros tres incendios, uno de los cuales destrozó anoche 74 casas móviles.
Los fuegos se desataron un día después de que las compañías eléctricas de California cortaran por primera vez en la historia del estado el servicio a más de un millón de clientes debido al riesgo de que los fuertes vientos derriben el tendido eléctrico en zonas secas y eso cause incendios.
Los apagones escalonados afectaron especialmente a los clientes del norte del estado, donde la compañía Pacific Gas & Electric (PG&E) suspendió el servicio a más de 800 mil clientes en medio de una alerta por fuertes vientos.
Estos apagones, que generaron un caos en los servicios públicos, especialmente en el transporte del área de la Bahía de San Francisco, generaron fuertes críticas entre los usuarios y las autoridades.
En una conferencia de prensa anoche en Sacramento, el Gobernador, Gavin Newsom, calificó la decisión de PG&E de “inaceptable y negligente” y aseguró que la empresa debería haber trabajado para hacer que su sistema de energía sea más resistente.
PG&E tomó la decisión tras el aviso de fuertes vientos que afectaron una vasta franja del estado, desde el área de la Bahía de San Francisco hasta el Valle Central agrícola, y especialmente en las estribaciones de Sierra Nevada.
En este último lugar, las líneas eléctricas derrumbadas desataron en 2018 el fuego “Camp Fire”, que mató a 86 personas y prácticamente incineró la ciudad de Paradise.
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— USFS Fire-California (@R5_Fire_News) 11 de octubre de 2019