Las personas pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo. La esperanza de vida en México es superior a los 77 años, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ¡lo que significa que pasamos una media de 26 años durmiendo!
Y es que tal cifra se justifica en que dormir es esencial para nuestra vida. Se ha demostrado que es una “actividad absolutamente necesaria”, según destaca la Asociación Española del Sueño (ASENARCO), ya que mientras dormimos se llevan a cabo funciones fisiológicas imprescindibles para el equilibrio psíquico y físico de los individuos.
Entre las funciones más destacadas del sueño podemos señalar las siguientes: restablecer almacenes de energía celular; restaurar la homeostasis de sistema nervioso central y del resto de los tejidos; igualmente, el sueño tiene un papel importante sobre los procesos de aprendizaje y de memoria; a la vez que durante el sueño se tratan asuntos emocionales reprimidos.
¡Qué importante es dormir! En general, todos dormimos con los ojos cerrados. ¿Por qué sucede esto? Según explica en una entrevista con EuropaPress el neurólogo y especialista en medicina del sueño, José Haba-Rubio, se trata de un mecanismo de protección, para que la esclerótica (capa exterior blanca del ojo) y la córnea estén bien hidratadas y no se sequen.
Igualmente, el experto del Centro de Investigación y Estudio del Sueño (CIRS) de la Clínica Universitaria de Lausana, Suiza (CHUV), señala que se duerme con los ojos cerrados para evitar accidentes.
“Piensa que cuando dormimos no reaccionamos a potenciales peligros que podrían dañar nuestros ojos”, indica, a la vez que añade que también lo hacemos para limitar la exposición a la luz o a otros estímulos que nos despertarían más fácilmente. Eso sí, Haba-Rubio, advierte de que es posible dormir con los ojos abiertos.
De hecho, explica que la “lagoftalmia” (imposibilidad de cerrar los párpados de uno o ambos ojos y por tanto dormir con ojos abiertos), es un fenómeno bastante frecuente.
Según los estudios, Haba-Rubio, apunta que entre 10 y 20 por ciento de la población duerme con los ojos más o menos abiertos. “Se ve cuando existe un déficit en los músculos de los párpados. Por ejemplo, cuando hay una parálisis facial, o después de una cirugía ocular (por ejemplo tras una cirugía estética sobre los párpados). El riesgo principal es que los ojos se resequen provocando úlceras, que pueden ser dolorosas, y a veces peligrosas porque se pueden infectar”, remarca el experto en medicina del sueño.
Asimismo, sostiene que nuestros globos oculares se mueven bajo los párpados cuando dormimos. Básicamente, dice que están los movimientos oculares lentos (un ir y venir de los ojos) que se producen en el momento de dormirnos, y los movimientos oculares rápidos (REM en inglés o “rapid eye movements”) que se producen durante el sueño paradójico (o sueño REM), la fase del sueño en la que tenemos los sueños los más elaborados.
“El significado de estos movimientos oculares no es bien conocido, y hay todavía un debate en la comunidad científica, pero en algunos casos se ha podido demostrar que esos movimientos siguen las escenas de nuestros sueños”, subraya el experto del centro especializado en medicina del sueño suizo.
¿CUÁNTO DEBEMOS DORMIR?
En este contexto cabe recordar que, tal y como recuerda la ASENARCO, la necesidad de sueño cambia en cada persona, de acuerdo a la edad, estado de salud, estado emocional y otros factores.
“El tiempo ideal de sueño es aquel que nos permita realizar las actividades diarias con normalidad”, remacha. Finalmente, indica que el sueño en las personas mayores es distinto al del adulto, no duerme menos sino que su sueño cambia. “El sueño se hace más ligero, son más frecuentes los despertares nocturnos y hay un incremento de la tendencia al sueño durante el día”, concluye.