CONMEMORANDO LOS 90 AÑOS DE AUTONOMÍA DE LA UNAM. (IV)
“Pablo González Casanova.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.

En la politología y particularmente en la Praxis política se utilizan muchos términos y conceptos técnicos que son del uso público, pero que en el fondo se desconocen la claridad de sus definiciones, su devenir histórico, y, sobre todo, su relevancia y trascendencia en la vida práctica. Por todas partes hoy escuchamos expresiones como democracia, poder, sistemas políticos, modelos económicos, liberalismo, oligarquía, burguesía, autonomías, dictadura, Estado de derecho, Estado fallido, y un sinfín de conceptos politologicos, sociológicos, jurídicos, que bien valdría la pena revisarlos para poder comprender mejor la realidad de los sucesos y acontecimientos que vivimos en nuestro país.
La anterior pretensión podría parecer inalcanzable, muy erudita o especializada, tal vez, en parte sea un conocimiento especializado, no obstante, es absolutamente alcanzable y si bien se requiere cierta formación para profundizar mejor en los temas abordados, existen libros de grandes maestros y especialistas que nos pueden ayudar a comprender de manera clara y sencilla los temas que se han vivido y se viven en nuestro país y países vecinos, ejemplo de ello son los libros del abogado y sociólogo mexicano Pablo González Casanova, entre los que se encuentran: “La Democracia en México” y el que en esta ocasión comentaremos titulado: “El Poder al Pueblo.”
El Maestro González Casanova tiene una larga y muy reconocida trayectoria en la vida académica e intelectual, fue Rector de la UNAM, es miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, su obra publicada es amplísima, siempre manifestando y sosteniendo una postura crítica, analítica, el libro: “La Democracia en México” es un clásico de la sociología y la politología mexicana del siglo XX. En sus ensayos el Maestro González Casanova explica conceptos, los desmenuza, los detalla, realiza un largo y detenido estudio sobre sucesos y hechos históricos que explican la realidad del presente, siendo esto último temas que aborda de forma magistral en el libro: “El Poder al Pueblo.”
El libro está compuesto por diferentes ensayos todos escritos en los años 1979 a 1983, la obra en su conjunto tiene absoluta unidad, coherencia, porque los ensayos buscan analizar los sucesos políticos-revolucionarios en Latinoamérica que explicaban en aquellos años la lucha por la liberación de nuestros pueblos. La obra aborda la batalla permanente contra el imperialismo estadounidense, contra las dictaduras primero en la Cuba de Gerardo Machado, luego en la Nicaragua de los Somozas, estos son los temas centrales que se plantean en todos los ensayos que integran la obra.
Ahora bien, antes de desarrollar algunos planteamientos que se acometen en los ensayos, vale la pena preguntarnos si a 40 años de distancia en que se escribieron, con contextos históricos absolutamente diferentes: ¿Tendrá vigencia la temática abordada y puede servirnos los conceptos allí expuestos para explicarnos y enfrentarnos al presente? Intentaré responder a mi pregunta con las siguientes argumentaciones y precisiones.
El Maestro González Casanova realiza un pormenorizado estudio de la Revolución Sandinista que derrocó del poder a la tiránica familia Somoza en Nicaragua, estos hechos se concretaron allá por 1979, al momento que explica el largo proceso de luchas, muertes, ideologías del movimiento, intervenciones extranjeras, etc. González Casanova afirma que este tipo de movimientos revolucionarios nacen por la enorme desigualdad, pobreza, abusos, y abiertamente se percibe en el Maestro una fuerte confianza y esperanza en el porvenir de estas históricas revoluciones, aclarando que la Revolución es el primer gran paso y proceso para cambiar las estructuras de poder e implementar un nuevo sistema que resuelva las enormes desigualdades, injusticias, autoritarismos, abuso del poder, sin embargo, González Casanova señala que el siguiente paso que se tiene que dar para consolidad las revoluciones y que así el pueblo tenga realmente hegemonía y control es fundamental, esta hegemonía del pueblo sólo se logrará si se ofrecen las siguientes condiciones:
“La lucha por la hegemonía empieza con una lucha por la autonomía de las organizaciones, por la autonomía de la consciencia, la moral y la disciplina. Se libra necesariamente en sindicatos, partidos, pueblos, centros de trabajo, escuelas y principalmente en universidades. La lucha por la hegemonía no sólo implica una lucha contra la visión de la vida cotidiana, sino por la preparación de la voluntad y la inteligencia para una práctica distinta. Una cultura crítica y práctica, política y de poder, una cultura del discurso consecuente, de la discusión y la polémica, con lógicas de unión y disentimiento fraternal que acaben con la secta y la tribu propias de tiranías y colonias. La lucha por la hegemonía, desde la autonomía, supone un camino de alfabetización y concientización en que el hombre tiene que aprender a hablar y aprender dialéctica.”
Lo antes transcrito nos ilustra el deber ser de una Revolución verdadera, empero, la realidad nos enseña todo lo contrario, tristemente se puede decir que las revoluciones latinoamericanas sólo sirvieron para deponer a unos del poder y empoderar a otros, porque mientras no comprendamos el valor de la crítica, y específicamente, el enorme valor de la Autonomía universitaria, nunca podremos llegar a un progreso real, ascendente, duradero, estable, democrático, sólo la educación puede formar ciudadanos críticos, informados, con criterio propio, ese es el paso que todavía no hemos dado y que tenemos que seguir luchando por darlo.
Por todo lo expuesto, se puede afirmar kantianamente que no hemos alcanzado la mayoría de edad, es decir, el sapere aude, y esta minoría de edad en la que vivimos hace que a 40 años del triunfo de la Revolución Sandinista, actualmente los nicaragüenses busquen derrocar al antiguo luchador social convertido hoy en un dictador, que gran parte del pueblo mexicano crea que un personaje, un líder popular va a cambiar y mejorar sus destinos, por eso debemos y tenemos que fortalecer nuestra instituciones y más las educativas, porque sólo mediante la educación Autónoma, libre, laica, plural, tolerante, podremos no con poco esfuerzo alcanzar la ansiada mayoría de edad, por ahora seguimos siendo unos niños de preescolar.

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