Cambio de hábitos
Me mandó José Hernández Castillo –que me ha compartido libros muy valiosos informativamente hablando- un texto precursor de algo que, a pesar de que hay muchos síntomas en el horizonte próximo, a lo mejor no nos hemos percatado lo suficiente de esa realidad. El pasado 8 de octubre, el diario español El País publicó un artículo de Sandra López Letón titulado ‘La sociedad da la espalda a la propiedad: usuarios de todo; dueños de nada’ y en él la autora plantea un análisis de cómo están cambiando los hábitos de consumo de las nuevas generaciones, principalmente en los millenials, X y Z. En su ensayo López Letón afirma: “Olvide la forma en la que ha gastado su dinero hasta ahora y resetee. Los hábitos de consumo de la sociedad están cambiando a un ritmo frenético. Las prioridades se han dado la vuelta como un calcetín. Las cosas ya no se compran, ni se acumulan; ahora se alquilan, como y cuando uno quiere. Las plataformas digitales perpetúan este fenómeno, que impacta de lleno en el modelo económico por su carácter deflacionista y el riesgo de precarización en el mercado laboral. También pone contra las cuerdas a las empresas tradicionales, que deben adaptarse con celeridad para seguir siendo competitivas”.
¡Caray, me dejó atónito! Ya lo sabía, pero alguien lo tenía que decir de manera tan convincente.
Pero aún hay más, continua: “La nueva sociedad del alquiler, de la suscripción y del pago por acceso es ya una forma de vida para millones de personas en todo el mundo, especialmente para los más jóvenes. Ellos muestran menos apego a la propiedad, son más digitales y tienen más conciencia medioambiental. Aunque en demasiadas ocasiones es la necesidad —por la precariedad laboral y salarial— quien guía sus decisiones de consumo. Se alquilan viviendas y coches, sobre todo. Pero el fenómeno se extiende a más productos y servicios: ropa, oficina, licencias de software, herramientas de bricolaje, muebles y electrodomésticos, piscinas, terrazas, trasteros, luz o joyas. Todo lo que pueda imaginar se puede alquilar o usar mediante una suscripción; y si no es posible hoy, lo será muy pronto”.
Nunca pude estar más de acuerdo con una afirmación de algo que ya no es una premonición al estilo de cuando el destino nos alcance. Estas sentencias ya ni siquiera se dicen como algo virtual o que está en vías de, es la realidad pura y dura. El internet, las redes sociales y las aplicaciones, vamos, estas nuevas formas de acometer la información por parte de la sociedad, concretamente de las nuevas generaciones y esa su permanente necesidad de estar “conectados” y estarse mensajeándose todo el tiempo están cambiando sus hábitos de consumo, pero también en algunos casos de usted y yo. Por ejemplo, Los jóvenes de hoy prefieren llamar a Uber para que los traslade de un punto a otro en centros urbanos como Ciudad de México, en donde el cargo se hace directamente a un plástico mientras son conducidos cómodamente dándoles la oportunidad de seguir conectados para que sigan en lo suyo, es decir, chateando.
Y estas nuevas generaciones –algunos de nosotros también- ya no viajan y se hospedan en hoteles, ¿para qué?, eso ya está rebasado, lo nuevo es Airbnb. Comprar un carro, un tiempo compartido, un condominio o casa ya no es una prioridad para los chavos de hoy. Como dice la autora, “…sus libros, música y películas favoritos están en la nube y no en el estante de su apartamento, por cortesía de iTunes, Netflix y Amazon”. El cine y las series de televisión hoy están en Netflix, con 140 millones de hogares en todo el planeta y Spotify para la música con 108 millones.
Por cierto, lo doy como un dato, me acabo de mover con uno de mis hijos en CdMx en Uber –tiene conectada la aplicación al flujo sanguíneo- en un viaje de, ¿les parece unos 5 o 6 kilómetros?, pues a mi chavo le salió el viaje en la asombrosa cifra de 10 pesos, hasta me dio pena con el (operador) asociado, le dejé 10 pesotes de propina.
Así hasta yo mero. Ver para creer.