La ordenación sacerdotal de hombres casados
Rubén Aguilar
Del 6 al 26 de octubre en el Vaticano se celebró el Sínodo de la Amazonia encabezado por el papa Francisco y al que asistieron 185 obispos, especialistas en diversos temas y representantes de las comunidades.
El objetivo era analizar los asuntos más relevantes que conciernen a ese territorio, que se extiende a nueve países de América del Sur, como la conservación del medio ambiente y la situación de los pueblos indígenas, pero también ver lo que la Iglesia hace y puede hacer en esa realidad.
Se sabía de antemano que en la reunión se iba a discutir la posibilidad de que en esa región hombres casados fueran ordenados como sacerdotes. En el punto 111 del Documento Final del Sínodo se aborda el tema. Ese apartado, que se aprobó con el votó de 128 obispos a favor y 41 en contra, dice lo siguiente:
“Proponemos establecer criterios y disposiciones de parte de la autoridad competente de ordenar sacerdotes a hombres idóneos y reconocidos de la comunidad, que tengan un diaconado permanente fecundo y reciban una formación adecuada para el presbiteriado, pudiendo tener familia legítimamente constituida y estable, para sostener la vida de la comunidad cristiana mediante la predicación de la palabra y la celebración de los sacramentos en las zonas más remotas de la región amazónica”.
Así, aunque ahora sólo circunscrito a esa región, la Iglesia admite que hombres casados sean ordenados sacerdotes. Es sin lugar a dudas un hecho histórico en la Iglesia latina, aunque en la Iglesia de Oriente desde siempre han existido los sacerdotes casados. En el texto se asienta que algunos de los obispos “se pronunciaron por el abordaje universal del tema”.
Lo que ahora sigue es que el papa Francisco emita un documento, una exportación apostólica, donde asume las conclusiones del Sínodo de la Amazonia recogidas en el Documento Final. Una de ellas, la ordenación de hombres casados que tiene enormes implicaciones para la Iglesia. Y una vez que eso pase, los obispos de la región habrán de tomar las decisiones pertinentes.
Uno de los obispos asistentes que votó a favor de esta media plantea que “es una apertura lógica y hasta cierto punto previsible. Pero es algo que creará problemas. Se perderá esa superioridad del clero basada en la diferencia sobre el resto que otorga el celibato”.
Historiadores de la Iglesia y especialistas que desde hace años han dado seguimiento al tema plantean que esta decisión terminará por impactar en toda la Iglesia y no en una sola región. Y eso es precisamente lo que más molesta y preocupa a los sectores más conservadores de la lglesia.
Por la vía de los hechos, desde la época de Juan Pablo II, se han admitido sacerdotes casados y es el caso de los pastores anglicanos, ya con familia, que se han pasado al catolicismo y han seguido en su ministerio ya como sacerdotes de la Iglesia católica.
El Economista.