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Universidad Veracruzana

 Claire Dorritydirectora académica del Diplomado en Desarrollo y Estudios sobre Derechos Humanos deUniversity College Cork (UCC) de Irlanda, habló sobre la importancia de dar a conocer en qué consisten las acciones institucionales para convertirse en una universidad santuario. 

La académica visitó la Universidad Veracruzana (UV) para participar en el Seminario “Pensar universidades santuario en América Latina”, organizado por el Programa de Atención a Migrantes de Retorno y la Dirección General de Relaciones Internacionales. 

Posterior a su participación, Dorrity habló sobre la situación en su universidad y cómo ha cambiado la percepción de los estudiantes y de la comunidad en general. 

 

¿Qué impresión le dejó el seminario al que fue invitada, dado que su institución es líder en el campo de las universidades santuario? 

Desde hace varios años en la Universidad de Cork hemos desarrollado el concepto de universidades santuario y ha sido hasta años recientes que recibimos oficialmente esta responsabilidad, pero se ha convertido en un proceso constante en el que estudiantes y académicos se han interesado. 

Lo que hicimos fue llevar a la responsable de los espacios de santuario a nuestra universidad para que identificara nuestra labor y si estaba en consonancia con lo que debe ser una universidad santuario en términos de los estudiantes, el personal y el compromiso comunitario con el tema. 

La responsable identificó una brecha entre el compromiso estudiantil y comunitario, por un lado, y los estudiantes de los últimos grados, por el otro, quienes estaban menos familiarizados con estas acciones; este fue nuestro principal reto, inclusive hubo ciertas resistencias en un principio. 

Después de varias consultas con el rector de la universidad se desarrolló un programa bajo tres ejes: equidad, igualdad e inclusión y, al ser un rector emergente tuvo gran disposición para poner en marcha la estrategia necesaria para convertir a la universidad en una universidad santuario. 

El rector aprobó entregar numerosas becas a estudiantes que también son solicitantes de asilo porque, en términos habituales, éstos alumnos no pueden acceder a apoyos para realizar su formación pues deben cumplir con varios estatutos legales, entre ellos que tengan mínimo tres años de residencia en el país. 

Una universidad santuario evita la aplicación de esta ley para dotar de educación a las personas en situación de asilo que lo solicitan. Ha sido un programa muy exitoso y todas nuestras becas de este tipo se han asignado; ahora tenemos también becas departamentales para que continúen su educación y también se están dando becas para cursar diplomados. 

Uno de los graves problemas para quienes solicitan asilo es la atención de los niños porque en los entornos donde son ubicados tienen muchas privaciones y las residencias donde habitan están localizadas en la periferia de las ciudades, ellos no se pueden integrar. 

Al día de hoy trabajan en colaboración con la galería de arte universitaria Glucksmann, donde niños de todas las edades asisten a programas artísticos comunitarios y ha brindado muy buenos resultados. 

Algunos de estos niños han vivido eventos y situaciones muy traumáticas y nosotros utilizamos el arte como un medio en el que pueden reencontrarse, hemos visto que ellos recuperan su autonomía y comienzan a hacer más cosas como bailar. 

 

¿Cómo es para los estudiantes universitarios sumarse a las acciones de una universidad santuario? 

La participación de los estudiantes ha incrementado la conciencia dentro de la comunidad universitaria respecto a temas como la identidad, la etnicidad, la igualdad y la diversidad, así como la inclusión; además ha generado una promoción del concepto de justicia social en toda la universidad, sumando al personal administrativo y estudiantes de distintos grados. 

Puedo decir que tenemos un balance positivo respecto al involucramiento de los estudiantes en el tema migratorio y en generar conciencia de las condiciones en que viven los solicitantes de asilo, porque cada vez son más quienes se suman a las acciones que proponemos. 

Uno de los objetivos de ser una universidad santuario es involucrar a personas de la comunidad externa a los programas de atención y que no sea lo una tarea dentro del campus, sino que se creen además relaciones con las organizaciones de la sociedad civil que atienden a los migrantes. 

Mucho trabajo que hemos hecho, tanto de investigación como de participación, se ha enfocado a generar este compromiso, pero no había sido reconocido hasta que se estableció a Cork como una universidad santuario y como tenemos una estrategia para el involucramiento comunitario hay obligaciones que debemos cumplir como universidad. 

 

¿Qué alcances considera que tendrá el seminario “Pensar las universidades santuario en América Latina? 

Algunos de los temas que los propios estudiantes mostraron fueron reveladores y quiero recalcar que, en términos de universidades santuario, no es un modelo que se debe de reproducir, en realidad es diferente para cada universidad, ello surge de la diversidad y de las distintas formas que tenemos para atender el asunto. 

Quizás tenemos distintas necesidades en cada una de las universidades; por ejemplo, nosotros trabajamos con los niños y con las becas para los jóvenes, pero para otras universidades puede ser diferente y nuestra tarea consiste en adaptar el modelo a las necesidades propias de cada institución. 

En mi presentación expuse que hemos establecido una unidad de equidad, igualdad y diversidad, aunque en realidad bajo estos términos está la idea de la inclusión, así como el reconocimiento de la brecha de género que aún persiste y se refleja en la inseguridad para las mujeres tanto al interior del campus como en las calles. 

La conversación que sostuvimos en el seminario fue muy interesante y reveladora para mí, me brindó mucha información y contexto sobre la situación. 

 

¿Existe potencial para continuar esta relación entre universidades? 

Al hablar con las autoridades tratamos precisamente la posibilidad de continuar nuestra colaboración, esta universidad tiene un compromiso muy grande con las comunidades y creo que podemos aprender mucho de esta relación. Hay mucho que aprender entre nosotros y soy muy optimista de lo que puede resultar nuestra colaboración. 

Por: David Sandoval Rodríguez