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La Razón Online / Carlos Olivares Baró

En una ceremonia realizada en el Museo de la Ciudad, Federico Acosta –heredero en perfil de la décimo sexta descendencia de Moctezuma II—y Ascanio Pignatelli – descendiente en línea de la décimo sexta generación de Hernán Cortes—se fundieron en un abrazo como prueba y testimonio de los lazos que se forjaron en la unión de dos mundos hace 500 años (8 de noviembre, 1519) cuando el militar español y el emperador azteca tuvieron su primer contacto.

“Todos tenemos sangre española y de nuestros ancestros”, afirmó Acosta; mientras Pignatelli manifestó su “conexión sentimental y afectiva con México”.

La ceremonia fue presidida por Álvaro Espinosa Navarrette, director general del colectivo de historiadores y antropólogos Muesart, quien expresó: “esto no es más que una alegoría de entendimiento en un reencuentro del ahora, recapitulando el pasado, no para olvidarlo sino para resignificarlo en una valoración necesaria que indaga en nuestras raíces”.

Evento que sucedió, a unos metros de la esquina histórica –Pino Suarez y República del Salvador, frente al Hospital de Jesús, fundado en 1524 por Cortés— y que revivió el instante en el que el gobernante de Tenochtitlán y el estratega ibérico sellaron el inicio del diálogo de dos culturas.

“Estoy muy emocionado. Ésta es una tarde emblemática: Muesart ha cumplido un sueño, ha juntado a los descendientes de dos linajes fundamentales para entender lo que somos, para sabernos en nuestro mestizaje. El documental que estoy preparando, el cual estará listo en 6 meses, recoge todo eso; pero, ser testigo hoy de este acontecimiento me llena de emoción”, recalcó el director de cine, Miguel Gleason.

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