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La Jornada / Josetxo Zaldua, enviado

Y cuando los españoles despertaron este lunes, el bloqueo político seguía ahí. Panorama complejo donde los haya, las elecciones del domingo dejaron el pastel más incomestible de lo que estaba. Nadie ve salida a este laberinto. Salvo los partidos independentistas catalanes y vascos, las fuerzas políticas españolas perdieron votos y escaños menos el neonazi partido Vox, el auténtico ganador de la contienda. El gran perdedor, Ciudadanos, cuyo líder Albert Rivera renunció hoy a seguir en política, pasó de tocar las puertas del cielo a colocarse frente a las del infierno. Desastre total.

No es mejor el panorama para Pablo Iglesias y su Unidas Podemos, el gran damnificado por el lado de la izquierda estatal. Anoche, durante la conferencia de prensa que ofrecieron a los medios las caras de Iglesias y su compañera y número 2 del partido, Irene Montero, eran más esclarecedoras que sus mecánicas palabras. Van para abajo después de querer asaltar los cielos.