ENTRE NÚMEROS
Hay mucho en juego
Soraya Pérez
Como bien saben, la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) es una facultad exclusiva de los Diputados Federales que está conferida desde nuestra Carta Magna; donde específicamente se establece que debe ser aprobado, previo examen, discusión, y en su caso, modificación, antes del 15 de noviembre de cada año; plazo que claramente, ya transcurrió.
El grupo mayoritario, con la venia de la mesa directiva, determinó “parar el reloj legislativo”, esto significa que en próximos días estaremos reanudando la sesión del pasado 6 de noviembre para modificar el orden del día e incluir la discusión del PEF 2020; recordemos que en esa fecha la sesión fue suspendida por la molestia de MORENA de haber perdido una votación para que la Unidad de Inteligencia Financiera fuera la que notificara a los ciudadanos sobre el congelamiento de cuentas, así como eliminar todas las incongruencias que buscaban usar la “extinción de dominio” sin que hubiera un expediente ante el Ministerio Público.
Si logran reactivar la sesión este miércoles, ¿que se espera de los Diputados Federales? La realidad es que muy poco, seguramente será una discusión compleja, especialmente por la falta de disposición de la coalición mayoritaria de realizar consensos, y su renuencia a aceptar que la distribución del gasto propuesta por el Ejecutivo Federal no logrará reactivar los motores económicos nacionales.
Observemos con mayor detenimiento cuáles son los ramos más afectados:
En primer lugar, los campesinos de nuestro país sufrirán drásticamente. Adicional al recorte de más de 30% para la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, es importante notar que también redujeron 20 mil millones de pesos al rubro denominado “incremento de ingreso a los productores y al empleo rural”, es decir, el Gobierno Federal está eliminando prácticamente todos los apoyos a proyectos productivos que incidían directamente en el bienestar de este importante sector.
Otros grandes perdedores son los estados y municipios, ya que, de no aceptar ninguna modificación a lo propuesto por el Presidente de la República, el gasto federalizado (participaciones y aportaciones para las entidades federativas) caerá en más de 58 mil millones de pesos, esto sin considerar el aumento de la inflación.
Ahora, no podemos olvidar que la distribución del gasto establecida en el PEF está basada en una propuesta de Ley de Ingresos diferente a la que fue aprobada por el Congreso de la Unión. El pasado 8 de septiembre, cuando el Paquete Económico para el año entrante fue presentado, el Gobierno Federal pronosticó ingresos para el 2020 equivalentes a 6.09 billones de pesos. Sin embargo, tras su proceso de aprobación por ambas cámaras, este monto fue modificado quedando en 6.107 billones de pesos. Esto significa que la diferencia es de casi 11 mil millones de pesos, recurso que deberá ser reasignado por los que conformamos la Cámara de Diputados; mi pregunta aquí es ¿será destinado para alguno de estos sectores?
Mientras tanto, no me sorprende que han sido justamente los alcaldes y los campesinos de nuestro país los que se han manifestado su inconformidad en la máxima tribuna del país, su voz se ha levantado con razón, pero con gran impotencia muchos diputados nos vemos imposibilitados de hacer valer nuestras facultades ante la cerrazón impuesta por el Ejecutivo.
Indudablemente, esta difícil discusión pondrá a prueba la conciencia colectiva de los diputados, especialmente los de la mayoría; todo se resumirá en si pueden mover su posición original a favor de los realmente necesitados o si se aferrarán a un modelo donde sólo están contentos los millones de beneficiarios clientelares. Recordemos, está en juego, no sólo 6 billones de pesos, sino nuestra estabilidad, nuestro presente y nuestro futuro.
@PerezSoraya
Tomado de El Economista.