«He amado y he tenido la gloriosa dicha de que me amen. Las mujeres de mi vida se cuentan por docenas, he dado miles de besos y la esencia de mis manos se ha gastado en caricias, dejándolas apergaminadas. He tocado kilómetros de teclas de piano y con las notas de mis canciones se pueden componer más sinfonías que las de Beethoven. Tres veces he tenido la fortuna y tres veces la he perdido. Las joyas que he regalado, puestas como estrellas del cielo, podrían formar la Osa Mayor en una refulgente constelación de diamantes, esmeraldas, rubíes, zafiros y perlas. He tenido junto a mi los rostros más bellos de este siglo. El Señor de los Señores me otorgó la gracia de la musicalidad». Se lo comentó Agustín Lara a José Natividad Rosales, en 1960, y lo publica en este Portal la periodista Irene Arceo Muñiz.