El Rey crucificado. En este día, 24 de noviembre de 2019, celebramos el Domingo 34 del Tiempo Ordinario, Ciclo C, con la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, en la liturgia de la Iglesia Católica, El pasaje evangélico de hoy es de San Lucas (23, 35-47): “Cuando Jesús estaba ya crucificado, las autoridades le hacían muecas, diciendo: ‘A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido’. También los soldados se burlaban de Jesús, y acercándose a él, le ofrecían vinagre y le decían: ‘Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo’. Había, en efecto, sobre la cruz, un letrero en griego, latín y hebreo, que decía: ‘Éste es el rey de los judíos”. Uno de los malhechores crucificados insultaba a Jesús, diciéndole: ‘Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y a nosotros’. Pero el otro le reclamaba, indignado: ‘¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Nosotros justamente recibimos el pago de lo que hicimos. Pero éste ningún mal ha hecho’. Y le decía a Jesús: ‘Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí’. Jesús le respondió: ‘Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”. San Lucas presenta algunas reacciones hostiles y humillantes de las autoridades judías, de los soldados romanos y de un malhechor. Estas burlas tratan de inducir a Jesús para que salve su propia vida en vez de entregarla libremente. Sin embargo, Jesús sabe que su salvación está en las manos de su Padre Dios misericordioso, quien lo levantará del sepulcro por medio de la Resurrección de entre los muertos. El título ‘Mesías’, o ‘Cristo’ del Señor, es para aquel que Dios ha ungido, es decir, consagrado para una misión de salvación, como el rey de Israel o un príncipe elegido por Yahvé y, de un modo inminente, el Mesías que instaurará el Reino de Dios. El título ‘Elegido’, menciona la transfiguración de Jesús: “Entonces llegó una voz desde la nube, que decía: ‘Éste es mi Hijo, mi Elegido; escúchenlo” (Luc 9, 35). El letrero que pusieron en la cruz, aunque era también una burla, proclamaba, sin embargo, a Jesús como rey de los judíos y rey del universo ya que estaba escrito en los tres idiomas principales de esa época.
El Reinado de Cristo. El mesianismo de Jesús no llenó las expectativas de muchos integrantes del Pueblo de Israel, que esperaban un Mesías militar y político como el Rey David. Cuando Jesús multiplicó los panes y los peces, para saciar a una multitud, quisieron proclamarlo rey, pero él huyó de esas pretensiones refugiándose en la oración y la soledad con su Padre Dios. Sin embargo, Jesús aceptó haber venido a esta tierra para establecer el Reino de Dios a través de su propia presencia personal, de su predicación y de sus milagros. En su entrada a Jerusalén para vivir su pasión, permitió los gritos de la gente sencilla: “Bendito el rey que viene en nombre del Señor” (Lc 19, 38). Ante Poncio Pilato, aceptó ser rey, aunque le dijo que su reino no era de este mundo. En su cruz colocaron un letrero que decía: “Éste es el rey de los judíos” y el buen ladrón reconoció su realeza: “Cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí. Y Jesús le contestó: “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”. Este ladrón encabeza las reacciones positivas ante Jesús crucificado y hace resaltar su inocencia ya que no ha hecho nada malo. El gobierno regio de Jesús ha comenzado con su muerte y su posterior resurrección. Desde entonces, Cristo es Rey de un Reino eterno y universal: Reino de la verdad y de la vida, Reino de la santidad y de la gracia, Reino de la justicia, del amor y de la paz.
La fe en Cristo Rey. Esta fe está impregnada en el alma creyente de México, en sus cantos litúrgicos y populares, en las peregrinaciones a sus Santuarios como el Cubilete, en la sangre derramada por sus Mártires como San Cristóbal Magallanes, San José Sánchez del Río y los Beatos Miguel Agustín Pro, Ángel Darío Acosta y Anacleto González Flores, los cuales ofrendaron su vida con una gran valentía y un fuerte grito de confianza en Jesucristo y en su santísima Madre: “¡Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe! Reconozcamos a Jesucristo como Mesías, Señor y Rey del Universo.
+Hipólito Reyes Larios
Arzobispo de Xalapa
Foto de Elsbeth Lenz