Las artes pueden ayudar a sanar y reconstruir a la sociedad de la violencia, expresó María Lilia Viveros Ramírez, representante de la Coordinación de la Unidad de Género de la Universidad Veracruzana (UV), al participar en la Mesa “Las artes y la violencia de género”, en el marco del 5º Foro Interdisciplinario de Mujeres Artistas.
El conversatorio fue la tarde del jueves 21 de noviembre en la Galería de Artes Plásticas (GAP) de la Unidad Académica de Artes de esta casa de estudios; participaron: María Lilia Viveros; Beatriz Rodríguez Villafuerte, coordinadora de la Unidad de Género, y Fausto Gómez García, egresado de la Licenciatura en Educación Musical; moderados por Isabel Ladrón de Guevara, docente de la Facultad de Música.
Beatriz Rodríguez señaló que con la colaboración y ayuda de todos se pueden construir formas diferentes de relacionarnos como universitarios y seres humanos.
“No sólo corresponde a la Coordinación de la Unidad de Género construir las formas correctas de relacionarnos, también es algo que compete a la comunidad universitaria en su conjunto. La invitación que hago es: desde el Área de Artes busquemos las formas para contrarrestar la violencia; construyamos juntos formas diferentes de relacionarnos a partir del respeto que nos debemos como seres humanos y universitarios.”
Violencia, medio utilizado para la dominación
María Lilia Viveros dijo que la violencia genérica es un medio que la humanidad ha utilizado para la dominación, para las tramas del poder que existen entre las personas, “utópicamente podemos pensar en su erradicación porque es inherente a la humanidad por la lucha de poderes”.
Mencionó que la violencia de género es una lucha de poderes con una raíz sexista, ya que es generada por la división aparentemente “natural” entre hombres y mujeres, por lo que deben ser repensadas y es posible en tanto son construcciones sociales que pueden ser transformadas.
En otro punto, destacó que contamos con bastantes elementos normativos –institucionales, estatales, nacionales e internacionales– que permiten erradicar los patrones violentos de conducta; sin embargo, están tan normalizados y arraigados en las estructuras sociales, por lo que “considero que estamos a la par de la necesidad de una transformación normativa y social de nuestros roles, quehaceres y compromisos.
”El fin último es la erradicación de la violencia y el acceso a la justicia, así como a la reparación del daño, en este punto las artes podrían ayudar a restituir y dar voz a las víctimas, que nos ayuden a sanarnos y reconstruirnos como sociedad.”
Violencia de género en la música
Fausto Gómez García, egresado de la Facultad de Música y asistente de investigación en el Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S), contó que en alguna ocasión un amigo le preguntó si el reggaetón es sexista, “en ese momento le di una respuesta rápida, pero esta simple pregunta me puso a pensar sobre el sexismo dentro de la música”.
Mencionó que el sexismo no sólo está en las letras de las canciones, también está en el discurso musical; esto es, hay una construcción social en el discurso musical donde la forma en que se organiza el sonido expresa formas de dominación sexual: se habla de ciertos patrones femeninos y otros dominantes que son los masculinos.
Expresó que la violencia en el arte se manifiesta en todos los niveles y lo mismo sucede en el ámbito de la música, la violencia está presente en las representaciones, en quiénes pueden componer, quienes deciden qué música debe consumirse, qué tipo de música es para las mujeres y qué discurso musical se construye alrededor de ellas.
“Regresando a la pregunta si el reggaetón es sexista, lo es, pero no es más sexista que otros tipos de música”, concluyó Fausto Gómez.