«La grieta mexicana que viene desde el 2006 no puede crecer hasta el infinito. La clase política tiene que empezar a distinguir entre los conflictos inevitables y necesarios, de los innecesarios e inexplicables. Debe ser capaz de preguntarse ¿hasta cuándo y hasta dónde? Y es que la grieta puede hacerse visible en determinados momentos, pero llega a un punto en que toca suturar. Nuestra grieta está causando que dejemos de hablar con quien no piensa como nosotros; ha generado rupturas familiares, y hasta una que otra purga o despido injustificado. Incluso ha convertido a viejos amigos en adversarios- o más triste aún- en enemigos. Eso no puede ser. No podemos vivir peleados». Lo escribe el analista, simpatizante de la 4T, Hernán Gómez, en «El Universal» de Ealy Ortiz. Foto de You Tube.