- Es alumna de la Facultad de Administración, región Veracruz, y formó parte del Diplomado y el XII Curso de Cultura y Negocios en China, organizado del 14 al 24 de octubre en Shanghái y Changzhou .
- Agradeció a las autoridades de su Facultad y sobre todo al Consejo Estudiantil de la misma, cuyos integrantes la respaldaron para participar en el Diplomado Cultura y Negocios en China .
En la Facultad de Administración, región Veracruz, de la Universidad Veracruzana (UV) estudia Mariela Violante Hernández, joven que se sostiene económicamente desde los 16 años. Vende y compra por Internet (práctica conocida como e-commerce) productos relacionados con el animé, que desde hace siete años consigue en China.
Ella nunca pensó que podría conocer este lejano país, pero su universidad le iba a dar la oportunidad:
“En agosto de este año, en una clase de Ingeniería Financiera, el maestro José Rodríguez Bolaños comentó que el Centro de Estudios China Veracruz de la UV (Cechiver) impartía unos cursos en China… ahí mismo empecé a buscar en la página del Centro, entré y vi la imagen, la fecha, etcétera, pero quería más detalles; le pedí permiso al maestro –que conoce mi historia personal– para salir al baño, pero no fui al baño, sino a llamar al Cechiver; me atendieron, me dieron precios. Enseguida llamé a mi mamá y le dije: ¿Sabes qué?, me voy a China”, relató en entrevista para Universo al concluir una de las clases del Diplomado y el XII Curso de Cultura y Negocios en China, que se efectuó del 14 al 24 de octubre en Changzhou, con una breve estancia en Shanghái, donde los participantes fueron recibidos por la cónsul Lorena Larios, en la sede de la Embajada de México.
Mariela, de tan sólo 25 años, narró su lucha por destacar en un sistema donde los jóvenes de escasos recursos económicos no tienen muchas opciones, y es por ello que valora la educación que está recibiendo en la UV.
Manifestó su agradecimiento a las autoridades de su Facultad, especialmente al Consejo Estudiantil de la misma, cuyos integrantes la respaldaron para participar en el Diplomado y XII Curso de Cultura y Negocios en China: “Fue muy padre porque ese compañerismo no lo había visto en la escuela y se siente bonito”.
De igual manera agradeció el respaldo del representante de la UV en China, Esteban Zottele de Vega, que no sólo la ayudó a trasladarse por diferentes ciudades sino que “me dijo dónde adquirir más mercancía para mí negocio”.
Inicios en el e-commerce
“Todo esto comenzó cuando era pequeña, mis abuelos maternos me enseñaron lo que era el esfuerzo de vender. Tenían una tienda de abarrotes y yo los ayudaba. Al hacerlo aprendí que podía generar ingresos propios, pues yo quería comprarme cosas y si le pedía a mi mamá, decía: ¡gánatelo! y mi manera de ganármelo era vendiendo dulces, pulseras, cosas pequeñas que podía comerciar en la escuela primaria. Mi gusto por las ventas en Internet empezó en el bachillerato, cuando tenía 16 o 17, años.”
Lo primero que Mariela vendió en línea fueron pelucas, ahora –ya con una tienda constituida, llamada Champi Shop, ofrece peluches, disfraces de diferentes personajes, pines de personajes, pantuflas y cosas que tengan que ver con lo relacionado a la animación japonesa. Hay muchos tipos de artículos que van desde llaveros, pupilentes, zapatos de personajes o simplemente zapatos normales, ropa asiática, “cualquier cosa que a la clientela le interese yo se lo puedo proveer”, afirmó.
Contacto en China
Al comentarle sobre cómo interactúa con los proveedores chinos, dijo que su primera relación fue con Rain, una joven de Wenzhou a la que compraba pupilentes. A través de ella conoció la página Taobao.com, que es por donde actualmente negocia pero su trato con la empresaria continúa no sólo en materia de ventas, sino que han sellado una amistad que ya lleva siete años.
Al respecto y dado que Changzhou y Wenzhou relativamente están “muy cerca”, gracias a las grandes vías de comunicación terrestre y áreas que existen en China, decidieron conocerse.
El encuentro: “No paramos de hablar”
El 19 de octubre Mariela se fue muy temprano a tomar el tren rápido con destino a Wenzhou, a una velocidad que competía con el ritmo de su corazón y el de su sistema nervioso, porque a pesar de los siete años de trato con su socia, temía al encuentro directo porque le habían dicho que “la gente de acá suele ser un poquito fría, en el aspecto que no son muy abiertos; entonces, no sabía si íbamos a conectar, pero fue muy padre. Realmente cuando nos vimos, desde el momento que dijimos ‘hola’ no paramos de hablar, parecíamos, literalmente, pericos”.
La joven que está a punto de egresar de la licenciatura, concluyó: “Toda esta experiencia me hizo cerrar bien lo que quiero como proyecto de vida a mediano y largo plazo, espero que todo salga bien y gracias a esto pueda crecer como persona y como empresaria. Todo ha sido increíble, a pesar de que ya tenía una visión previa del país no era ni el uno por ciento de lo que me imaginaba. Fue abrir los ojos por completo porque es un país inmenso”.
Por: Irma Villa Ortiz