Lugar:
Ciudad de México
Fuente:
e-consulta Veracruz

Históricamente los viernes fechados en 13 se han considerado tan de mala suerte que incluso el cine se ha servido de esta fecha para generar terror en el espectador, lo que ha alimentado la superstición de que en ese día suceden cosas malas.

 

Posible origen

Pero la supuesta mala suerte del viernes 13 no es un asunto novedoso, pues desde el siglo XXIII, específicamente en 1307, con el reinado de Felipe IV en Francia se consideró un día maldito. Eso se debió al arresto de Jacques DeMolay, un líder de los antiguos caballeros templarios, en un viernes 13 de ese año.

Se sabe que Jacques visitó al rey para entablar el diálogo, pero éste le contestó con crueles torturas para sacarle información al líder y a otros de sus soldados. Felipe IV decidió matar a muchos de los caballeros templarios, incluyendo a Jacques, pero antes de que éste muriera sentenció que el Papa y el propio rey morirían antes de que pasara un año.

Sorprendentemente, esta “maldición” se cumplió y ambos fallecieron durante ese lapso, lo que generó que los seguidores de los caballeros templarios proclamaran dicha fecha como un día maldito.​

 

Otros relatos

Una de las historias que dio origen a esta temida fecha fue la leyenda de origen nórdico sobre la muerte de Balder (dios de la luz, alegría y reconciliación). En esta versión, se dice que durante una cena entre dioses nórdicos, Loki (dios de la mentira) llegó al lugar sin que nadie lo invitara, ocupando el lugar número 13 en la mesa.

Durante el festejo, Loki persuadió a Hod de matar a su hermano Balder. Hod se dejó enredar por esta persuasión y le lanzó un muérdago a su hermano, el cual se enterró en su pecho, causándole la muerte.

Este suceso dio origen al mito que indica que cuando 13 personas se sientan a comer, una de ellas morirá.

 

Predisposición

De acuerdo con un estudio de la Universidad de Hertfordshire, el viernes 13 puede resultar verdaderamente torrencial para las personas convencidas de que la mala suerte los sigue. Esto se debe no a una maldición, sino a la predisposición y sugestión de las y los sujetos, quienes alteran su capacidad de concentrarse y son altamente susceptibles a tener un mal día.