El Museo de Bellas Artes de Buenos Aires inauguró este martes su primera exposición monográfica sobre la pintora vanguardista argentina Norah Borges (1901-1998), cuya obra había permanecido históricamente “a la sombra” de los hombres con los que compartió su vida.
Cuadros, grabados, cartas e ilustraciones en publicaciones periódicas como la revista Martín Fierro o en libros integran esta muestra, que cuenta con más de 200 piezas llevadas al museo porteño desde veintiocho colecciones públicas y privadas.
El curador de la exposición, Sergio Baur, afirmó que la obra de la pintora “permaneció oculta” en comparación con la de los artistas de su entorno y “a la sombra” de la de su hermano- el escritor Jorge Luis Borges– y su marido -el crítico y escritor español Guillermo de Torre-.
En declaraciones a Efe, el curador destacó que pese a que el célebre escritor está muy presente en la obra de la pintora- que ilustró sus primeros libros-, hasta los años setenta este no hizo mención en sus textos a Norah, cuyo nombre real era Leonor Fanny.
No obstante, en su primer escrito sobre ella muestra “una gran admiración a su hermana” y conservó cuadros de Norah en su propia casa hasta su muerte, matizó Baur, quien además añadió que en la exposición hay una fotografía donde se ve al autor de “El Aleph” en su salón con un cuadro de ella de fondo.
LA OBRA DE NORAH BORGES
La exposición inaugurada este martes en el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires, y que permanecerá abierta al público hasta el 1 de marzo de 2020, reúne gran parte de la obra de la pintora porteña.
En el estilo de la artista, destaca que las figuras andrógenas siempre son representadas de manera infantil, pese a que se trate de retratos de personas en edad adulta, ya que para la pintora en los niños se encontraba la alegría y el arte.
Otro de los motivos que caracterizan su obra es la cartografía, ya que se pueden observar numerosos lienzos en los que aparecen mapas de distintas partes del mundo, entre los que destaca un mapa de Asia que adornó durante años el despacho de Victoria Ocampo cuando esta era directora de la revista literaria “Sur”.
Inspirada profundamente por el ultraísmo, que conoció en los años 20 en su periplo por Europa, mantuvo un estilo marcado durante todo su trabajo frente a las modas artísticas del momento y en su trayectoria destacan también las representaciones de “quintas”- fincas- en las que inmortaliza sus recuerdos de infancia, ya que se crió en una de estas propiedades.
UNA PROFUNDA RELACIÓN CON ESPAÑA
Norah Borges estuvo muy vinculada a la vanguardia española y tanto sus amistades como trabajos estuvieron muy relacionados con la Generación del 27, ya fuera antes o después de la Guerra Civil (1936-1939), cuando muchos escritores cercanos a la pintora como Juan Ramón Jiménez -en cuya obra cumbre, “Platero y yo”, realizó varias ilustraciones- o Rafael Alberti se exiliaron a Sudamérica.
La pintora fue escenógrafa y vestuarista de ‘La Barraca’, el teatro popular dirigido por Federico García Lorca, explicó Baur, quien agregó que ambos mantenían una nutrida correspondencia en la que Norah le pedía dibujos de “marineritos y sirenitas” que luego repartía a sus amistades.
El impacto de la Guerra Civil española en sus círculos motivaron en la artista una destacada militancia antifascista y durante su etapa de crítica de arte atacó duramente al franquismo por excluir a Picasso de una exposición sobre arte español que reseñó en la revista ‘Los Anales de Buenos Aires’.
La obra de Norah Borges fue recuperada inicialmente en España en los años noventa y Baur aseveró que el país europeo va “un paso más adelantado” que Argentina en lo que concierne a la artista, ya que calificó de “pobre” la presencia de la misma en las colecciones públicas del país austral.