Columnas

Mis libros del 2019 (I y II)

Mis libros del 2019 (1 y II)

Falsa Identidad de Sarah Waters (Anagrama)

Sue es una ladronzuela amoral, una huérfana criada en el peor barrio del Londres victoriano por la señora Sucksby, una granjera de bebés y el señor Ibbs (cerrajero y perista). Cuando Richard Rivers “Caballero” les presenta un plan para enriquecerse, Sue se anota: será la doncella de Maud Lilly, una joven heredera recluida en la mansión de su tío. Su misión es ayudar a “Caballero” a enamorarla, a que se fugue y case con él para después dejarla en un manicomio y quedarse con su fortuna. Waters navega el universo Dickensiano con elegancia, hipnotizándonos con sus secretos, perversidad, erotismo y romance. Su libro es el antídoto para la novela histórica insulsa, juega con nuestro espíritu sin contemplaciones, atándonos en un lazo de corsé fatal del que no saldremos indemnes.

Tinker, taylor, soldier, spy de John Le Carré (Sceptre)

Conviene olvidar la enumeración elaborada por el marketing literario: el quinto libro de George Smiley, el primero de la célebre trilogía de Karla, es probablemente el más emblemático de Le Carré sobre la guerra fría. Dos adaptaciones a la pantalla han abrevado en sus abismos morales con desigual fortuna pero igual devoción. El espionaje sin glamour, chicas bond, artilugios ingeniosos o hackers. Un mundo secreto, sutil, donde la clave puede estar en la palabra que alguien olvidó mencionar, o ese gesto que nos pasó desapercibido. Es el mundo de una burocracia donde cada colega es una serpiente o una pieza que sacrificar en una partida que pocos son capaces de jugar. ¿Puede un solo hombre ser dueño de un género literario?

The Gum Thief de Douglas Coupland (Bloomsbury)

Roger escribe dos cosas en su cuaderno: Glove Pond, una novela divertida y delirante sobre la creación literaria, la vida académica y el fracaso matrimonial; y un diario ficticio dando voz a sus compañeros de trabajo. Un día olvida la libreta en la sala de empleados y Bethany la descubre. Ella tiene la mitad de su edad y su propia crisis. En esta historia sobre un fracasado cuarentón empleado en una súper papelería y su relación (¿epistolar?) con una compañera de trabajo, hay muchos de los temas frecuentes en la obra de Coupland: Familias descubiertas, discapacidad emocional, humor absurdo y angustia existencial.

Días Temibles de A.M. Homes (Anagrama)

Días temibles no es un libro humorístico, es una exploración que se vale del humor para mirar sin contemplaciones la vida humana, las familias donde los hijos representan el dolor que los padres evitaron, donde encontramos consuelo en objetos que nos dan placer y también nos atrapan. Un libro sobre el caos inherente a la sociedad humana, y los mecanismos en los que buscamos refugio temporal hasta que la oscuridad (inevitable) nos alcanza.

Outline de Rachel Cusk (Farrar, Straus and Giroux)

Una escritora viaja hacia Atenas durante el verano a dar un taller literario. En su viaje tiene diez conversaciones significativas, desde su vecino de asiento en el vuelo, hasta colegas y alumnos. Ella los escucha hablar cándidamente sobre sí mismos, con el abandono con que se expone la vida propia frente a quien no volveremos a ver. Leemos las ansiedades, fantasías, lamentos y añoranzas de sus interlocutores, mientras ella esconde las propias: las que más cuesta hablar (o pensar). La canadiense Cusk inicia con este ejercicio brillante y originalísimo, su celebrada y multipremiada trilogía sobre el oficio de narrar y las razones por las que contamos (y nos contamos) historias.

Accidente de Max Frisch y Uwe Johnson (Errata Naturae)

Dos variaciones sobre un tema (con conexiones inesperadas) reuniendo a dos grandes escritores alemanes. En Apuntes de un accidente, Frisch hace una crónica lírica del viaje en auto que hacen Viktor y Marlis por la provincia francesa. Viajan, turistean, comen y pelean mucho. Por supuesto, flota sobre ellos el ominoso “accidente” del título que llega cual puñetazo al lector atónito. La respuesta de Johnson, Apuntes de un accidentado es un homenaje a Frisch que simula ser sobre Joe Hinterland, un escritor que asesina a su mujer, que lo traicionó por años. Pero lo de Johnson es mucho más que un relato negro. Se aventura en la introspección terapéutica, la conspiración política, el análisis literario, histórico, jurídico y moral. Escribe sobre Hinterland, pero en realidad sobre Frisch, sobre el accidente, la justicia, la vida y la imposibilidad de entender el pasado.

Vacationland de John Hodgman (Viking)

Un monstruo de piel blanca pasea como Sasquatch privilegiado por tres áreas verdes: las colinas del oeste de Massachusetts donde pasó su juventud, las playas dolorosas de Maine que lo quieren matar (y un día lo van a lograr) y el bosque metafórico de la mediana edad que conecta las otras dos. Así describe Hodgman este que no es un libro de viajes, tampoco un diario o una colección de ensayos humorísticos sobre temas personales, y al mismo tiempo es todo lo anterior. Hodgman es un tipo con rostro conocido, después de todo él es PC en los legendarios comerciales de Mac. También es un humorista que fue invitado a comentar su libro a The Daily Show y se quedó, porque Jon Stewart lo consideró chistoso. En su papel de personalidad televisiva suele ser invitado a dar charlas, a participar en papeles de personaje excéntrico o colaborar en podcasts. También, o debiera decir principalmente, es un excelente escritor.

Libros destacados

100 Great Street Photographs de David Gibson; Elevation de Stephen King (Scribner); El insulto como una de las bellas artes de Manuel Fons (Paraíso Perdido); Vivian Maier Street Photographer (powerHouseBooks); La juguetería errante de Edmund Crispin (Impedimenta); El café de la juventud perdida de Patrick Modiano (Anagrama); Street de Phil Penman (Glitterati); Street Photography Now de Sophie Howarth y Stephen McLaren; American Vampire Vol.1 de Scott Snyder, Stephen King y Rafael Albuquerque (Vertigo).

Twitter @rgarciamainou

Tomado de El Economista.