Una costumbre muy extendida, pero poco saludable, es comer delante de la televisión y especialmente con los niños. Son muchos los padres que se sirven de la “caja tonta” para conseguir, entre otros logros, que sus hijos coman aquello que los padres quieren, pero que a los niños no les gusta. De igual forma se usa el celular o la tablet.
Si queremos tener una comida tranquila, bien porque estamos con gente o fuera de casa, o porque queremos simplemente que el niño se coma un plato determinado de comida que a él no le apetece especialmente, recurrimos siempre a esos dibujos preferidos del niño en el celular, sin pensar en las consecuencias que ese acto puede conllevar a la larga.
“Es problemático que los niños vean la televisión o el móvil a la hora de comer porque esta supone la entrada de anuncios que predisponen a que los menores presenten un mayor deseo por esos alimentos que se anuncian en horario infantil. Los niños que ven la tele comen peor que los niños que están con la consola porque esta última no les mete publicidad”, afirma el dietista-nutricionista Aitor Sánchez.
Actualmente hay una fuerte adicción a los celulares por parte de los niños. Foto: EFE
Con motivo de la publicación de su último libro ¿Qué le doy de comer? (Paidós), una guía para que los más pequeños coman de forma saludable, el autor recuerda una frase a la que se ha recurrido muchísimas veces, “la tele engorda”, refiriéndose a un contexto meramente estético, a que cuando las personas por aparecer en pantalla aparentan más kilos de los que tienen. “Realmente la frase tiene más de cierto de lo que cabe esperar y es que la televisión sí engorda, y no sólo por lo que creemos”, advierte.
Así, apunta que los estudios que comparan una actividad sedentaria frente a diferentes pantallas (entre ellas el móvil o la tele) dan peores resultados tanto en ingestas alimentarias, como en predisposición para comer alimentos malsanos. “El motivo: por los anuncios que aparecen durante el visionado de la misma. Los anuncios generan un deseo de adquirir los productos publicitados y también perpetúan un patrón de alimentación menos saludable”, avisa Sánchez.
MENOS TIEMPO PARA EJERCICIO
Por otro lado, este experto remarca en una entrevista con Infosalus que ver la televisión o usar el celular también les quita tiempo de actividad física a los niños, “muy importante para su desarrollo”.
“La tele se puede usar como elemento distractor. Ese niño al que se le pone delante de la pantalla para que abra la boca y degluta la papilla o comida que no se le da, ese niño embobado, no está pendiente de los elementos de saciedad, le estamos distrayendo y probablemente coma más de lo que necesita por ver televisión”, asegura a su vez el dietista-nutricionista.
Los padres no son conscientes de las consecuencias que el uso de aparatos electrónicos provoca en los menores. Foto: EFE
Por otro lado, el que se vea la tele con los niños a la hora de comer, a juicio de Sánchez, resta oportunidades a la familia de estrechar sus lazos sociales, que en cambio sí facilita un encuentro como la comida familiar.
“Las familias que ven la tele con mayor frecuencia también tienen más probabilidades de no pasar tanto tiempo con sus hijos, dado que esa parte de la actividad diaria ya está ocupada. Al igual que los alimentos superfluos desplazan a los saludables, las actividades secundarias también lo hacen con las rutinas que serían más enriquecedoras”, agrega.
Con ello, recuerda que comer viendo la tele puede ser una actividad familiar conjunta, una distracción, un plan familiar, pero en cualquier caso “es un elemento ajeno a la comida en sí”. “No diría tanto que es mala pero sí que es peligrosa porque se puede hacer un mal uso de ella”, añade.
HUIR DEL USO DE MÓVILES Y TABLETAS EN LA MESA
Finalmente, Sánchez advierte que este debate que durante mucho tiempo se ha restringido a la pantalla grande y central en el comedor, a la televisión, es necesario trasladarlo hoy en día a las pequeñas pantallas, a los celulares o a las tabletas, que precisamente se usan cada vez más para entretener a los niños durante la comida.
“Sirven para que se queden embobados con ellas mientras se les alimenta de una forma más directiva. (…) De esta manera el niño no desarrolla sus habilidades de interacción social o de interacción con los alimentos”, lamenta Sánchez.
Es más, asegura que las tabletas son “prácticamente incompatibles” con el Baby Led Weaning y hasta con una alimentación convencional. “Es importante comprender que si el niño no se involucra en la rutina alimentaria, además de perderse lo que sucede en la propia mesa, y de no aprender del ejemplo de su familia, no va a poder involucrarse de manera progresiva en la comida, en la conversación o en las elecciones que estén sucediendo en la mesa”, concluye el dietista-nutricionista.