IN MEMORIAM DE ALBERT CAMUS A 60 AÑOS DE SU MUERTE. (II)
“El malentendido.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.

Las grandes obras de Albert Camus empezaron a salir publicadas en el momento que Europa se
encontraba viviendo los horrores y crueldades de la Segunda Guerra Mundial, parte de estos
hechos explican la posición pesimista (no exenta de realista)del autor. Su primera novela: “El
extranjero” y el ensayo: “El mito de Sísifo” fueron publicados en 1942, para esos años Francia
ya estaba ocupadapor los alemanes, sin olvidar que Camus participó en la resistencia francesa
contra el ejército alemán.En el año 1944 cuando las fuerzas aliadas luchaban para liberar a
Francia, sepublicaron dos obras de teatro de Camus tituladas: “Calígula” y “El malentendido”,
que representan no tan sólo la filosofía del absurdo, además, describían las dictaduras de Hitler
y Mussolini, la pérdida del valor y respeto a la vida, desnuda lo inhumano que podemos llegar a
ser, y este punto lo analizaremos precisamente en la pieza teatral: “El malentendido”.
Albert Camus en sus primeras obras parte de un absurdo radical en cuanto al sentido de la vida,
sin embargo, conforme se desarrolla su obra y pensamiento, poco a poco se va vislumbrando la
evolución de sus planteamientos. La novela “El extranjero” inicia con una expresión
contundente del personaje llamado Meurseault: “Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé.”
Aquí nos encontramos con una indiferencia total ante la muerte de la madre, pero no porque
Merseautl sea un hombre malo, sino porque para él la vida en sí no vale nada, vivir es un
absurdo y por ello prácticamente el personaje voluntariamente se dejará morir.En “El mito de
Sísifo”, si bien Camus define y desarrolla la filosofía del absurdo, su resolución final es una
apuesta por la vida sólo sise vive en rebeldía e incluso en el apartado “La conquista” realiza un
llamado a la rebelión, a luchar por la libertad: “Llega siempre un momento en que hay que
elegir entre la contemplación y la acción. Eso se llama hacerse hombre. Si quiero ser algo, es
en esta vida.”
La pieza: “El malentendido” concluye con el ciclo del absurdo, y, aun en esta obra
tremendamente trágica, se siguen distinguiendo rasgos de un posicionamiento en favor de la
vida, repito, siempre y cuando se viva en rebeldía, es decir, que vivamos libres de toda atadura
terrenal o divina, por supuesto que por el trágico final de la historia que narra la obra, resulta
difícil y muy complicado entrever un pensamiento positivo, no obstante, es lo que intentaré
extraer y compartir en el presente artículo.
La pequeña pieza se compone de tres actos con sus respectivas escenas, los personajes
son:“Marta, María, la Madre, Jan, y el Viejo criado”. Marta y su madre viven en una Europa
en pleno conflicto bélico, el sueño de Marta es ir a otro continente, otra ciudad, donde haya
mar, y tengan dinero para ser feliz: “Marta: ¡Ah, madre! Cuando hayamos juntado mucho

dinero y podamos irnos de esta tierra sin horizontes, cuando dejemos atrás este albergue y esta
ciudad lluviosa y olvidemos este país oscuro, el día que por fin estemos frente al mar, con el
que tanto he soñado, ese día me verá usted sonreír.Pero hace falta mucho dinero para vivir
frente al mar. Por eso debemos ocuparnos del que va a venir. Porque si es bastante rico, quizá
mi libertad empiece con él. ¿Habló mucho con usted madre?”
Marta y su madre rentan una habitación para los turistas, al final de la obra sabremos que a
varios huéspedes han asesinado para quitarles el dinero y los avientan al rio, Marta tiene la
esperanza que un asesinato más por fin las hará libre y podrán dejar Europa y vivir sus vidas.
Jan es hermano de Marta, abandonó a ella y a su madre cuando era casi un niño, por ello
cuando Jan llega ninguna de las dos lo reconocen, él las comprende, sabe que por desgracia
tuvo que irse y es normal que no lo recuerden, Jan es un hombre rico, bueno, está casado con
María, y aunque tiene todo, Jan siente el deber después de veinte años de ausencia de regresar
por su madre y hermana para ayudarlas y compartir con ellas y su esposa las riquezas y
tranquilidad que posee, en esta parte se empieza a percibir el cambio de un pensamiento
absurdo radical a una posición más positiva y equilibrada de Camus, cuando Jan expresa:
“La felicidad no es todo; los hombres tienen deberes. El mío es recobrar a mi madre y a mi
hermana. No se puede ser feliz en el exilio o en el olvido. No es posible seguir siendo siempre
un extranjero. Yo quiero reencontrar a mi país y hacer felices a todos los que amo. Es lo único
que deseo, nada más que eso.”
Marta y su madre en las conversaciones que tuvieron con Jan nunca lo reconocieron, la madre
le dijo a marta que no le diera el té envenenado esa noche, que lo hiciera al otro día, (algo
presentía), Marta no le hizo caso, y con la misma frialdad que inicia la novela: “El extranjero”,
les transcribo lo que declaró la madre en: “El malentendido”, al saber que el cuerpo tendido era
el de su hijo Jan: “Bueno ya sabía yo que alguna vez pasaría esto y que entonces habría que
terminar. Deja, Marta, ya he vivido bastante. He vivido mucho más tiempo que mi hijo. No lo
he reconocido y lo he matado. Ahora puedo irme a reunirme con él al fondo del río donde las
hierbas le cubren ya el rostro.”
Marta se negaba a aceptar que su madre se quitara la vida, enérgicamente le preguntó: “¿Acaso
no me enseñó usted a no respetar nada? En esta pregunta se encuentra el absurdo radical, pero
la madre con su respuesta da un giro bellísimo de su nuevo sentimiento: “La madre: Si, pero
acabo de aprender que estaba equivocada y que en esta tierra donde nada es seguro tenemos
nuestras certidumbres. (con amargura.) El amor de una madre a su hijo es ahora mi
certidumbre. Y cuando una madre no es capaz de reconocer a su hijo, es que su papel en la
tierra ha terminado.Marta:¡Valiente amor que la olvidó durante veinte años! La madre: Si,
valiente amor que sobrevive a veinte años de silencio. ¡Pero qué importa! Ese amor me
bastaba, ya que no puedo vivir sin él.”

Con este trágico, pero bello final, termina el ciclo del absurdo radical, ahora aprenderemos a
vivir la vida que si bien no deja de ser absurda, la diferencia consiste en que la viviremos en
rebeldía y libertad, esto implica conocer el siguiente ciclo camuniano que inicia con: “El
hombre rebelde”.

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