A partir de este año, en el estado de Yucatán será obligatoria la enseñanza de la lengua maya en todas las escuelas de educación básica. La poeta Sol Ceh Moo (Calotmul, 1968) celebra la noticia y confía en que no se trate de un trabajo de escritorio, sino de una iniciativa bien pensada, con personas capacitadas.
La primera mujer galardonada con el Premio en Lenguas Indígenas de América (que le fue entregado en la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara) considera que su lengua materna, el maya, no se debe enseñar como algo lineal y radical. Hay que saber qué sienten los niños y desde ahí mostrarles el significado de las palabras; de lo contrario, los van a confundir y tal vez hasta empobrecer, en lugar de ayudarlos.
Esa lengua originaria del sureste del país florece en la voz de la poeta y quien la escucha siente, huele, disfruta un árbol con ciruelas rojas bien plantado en tierra colorada. Ése es el recuerdo de niñez con el que la escritora asocia su lengua, la cual la enlaza con un camino de emociones generadas en el aprendizaje de su infancia que la hizo poder discernir entre las cosas que la hacen feliz o infeliz, asegura.
En entrevista con La Jornada, Sol Ceh Moo explica que el maya “es el idioma de nuestros padres, una de las herramientas más importante, porque lleva corazón y mucho cariño. Más que en otras lenguas, las palabras en maya son de amor y dulzura.
Qué bueno que ahora el maya sea el primer eslabón de una cadena que va a reivindicar cultural y lingüísticamente a nuestros pueblos. Será el eslabón más grande y ahí se van a ir adhiriendo los demás; no importa de qué metal vengan, sino que cada lengua tenga colores, sensibilidad y los elementos necesarios que fortalezcan esa concatenación que involucrará los significados y cada una de las situaciones de vida que corresponden a nuestras poblaciones; sobre todo, espero que quepan el respeto, la permanencia y el reconocimiento.
La iniciativa de la enseñanza obligatoria del maya que aprobó en diciembre el Congreso de Yucatán era una petición de nobleza, de respeto, que llegó a la exigencia, recuerda la poeta. “Ahora es una condición que por humanidad y por derecho tiene que llevarse a cabo, sobre todo porque la misma autoridad tiene que rescatar la sensibilidad social para un pueblo mayoritario en ese contexto, pues entre la población urbana de la capital yucateca tenemos el mayor número de mayahablantes.
“Qué lástima que la iniciativa no abarque toda la península de Yucatán. Lo doloroso es que los migrantes locales tengan que hablar español porque no les quieren hablar en maya los que se creen diferentes, la otredad. Pero ha sido un gran acierto que será ejemplo para todos los estado del país. Ahora exijo que no se maneje como una utopía, sino como una realidad de enseñanza-aprendizaje y que las personas que tengan que trabajar con los niños estén capacitadas, formadas no sólo en un libro como docentes, sino preparadas de manera contextual, porque han habido situaciones de violencia: una maestra de primaria que enseñaba lengua maya le dio una patada a un niño que no se expresaba bien.
Entonces, hay que ser conscientes y prudentes al momento de encontrar a las personas que van a enseñar. Quien vaya a dirigir la iniciativa debe estar alerta al momento de seleccionar a las personas que van a estar al frente del proyecto.
Ceh Moo, también ensayista, está convencida de que “el maya es poético por naturaleza, como la mayoría de los idiomas en nuestro país, por eso los llamamos lenguajes floridos. Todo es metafórico dentro de él, por ejemplo: cuando quieres decir que te duele la cabeza dices: ‘Oigo que mi corazón está a punto de explotar’. Todo lo que le pasa al cuerpo tiene que ver con el corazón, todo está relacionado con las emociones, con las sensaciones y, sobre todo, con querer, más que con amar.
“Las palabras de los idiomas de México no necesitan forzarse para hacer poesía. Lo que sí es forzado es cuando tenemos que hacer bonito el español, en una estética forzada, para que quien lo lea en traducción diga: ‘¡Ay, qué lindo poema!’ En lengua originaria, los poemas están bonitos de esencia, pero si no se trasladan bien al español, haces el ridículo poético.
“Agradezco también tener una situación dual, haber crecido con mis dos idiomas, el maya y el español, van juntos. Por eso no creo en quienes quieren que idiomas como el maya se queden encasillados en cánones que dictan que la literatura en lenguas originarias debe sólo recrear leyendas, mitos, hacer poesía y tal vez cuentos. No: hay que explorar todos los géneros literarios en nuestras lenguas, por eso yo abordo temas contemporáneos.
“Es una falacia lo que hacen algunos que se dicen escritores y que para mí no lo son, que escriben ‘lo que les contó su abuelo’. Entonces, coloquen en la parte final de su obra que se trata de una historia narrada por tal o cual persona, denle la autoría a quien corresponde, digan que ustedes son compiladores, no sean mercenarios culturales. Eso no es ser un escritor ni un creador”, concluyó la poeta.