«Con una sola frase, el gobernador de Baja California, Jaime Bonilla, dejó bien en claro el poco o nulo respeto que tiene por los empresarios de su entidad. En un acto en Mexicali dijo que hay dueños de empresas «que están chillando más que un puerco atorado en un cerco» porque se han quejado de los nuevos impuestos estatales, y sobre todo porque nomás no ven mejorías en la vigilancia, el alumbrado o el asfaltado alrededor de sus negocios». Lo escriben en «Templo Mayor» de Reforma.